26-06-2021
Lejos de dar señales de alivio, Madrid y Rabat están tomando medidas que los alejan aún más. La diplomacia española teme que la crisis se intensifique a corto o medio plazo.
“Hielo puro, helada”. Así percibe la crisis bilateral entre España y Marruecos un diplomático español que sigue de cerca el caso del país vecino, destacado por el periódico digital español «Voz Populi». Lejos de mostrar signos de relajación, los dos países se están alejando del acuerdo. Por eso, el Ministerio de Asuntos Exteriores teme que se intensifique el estancamiento actual y que no se restablezca la confianza en el corto o mediano plazo.
La crisis diplomática con Marruecos se prolonga desde hace dos meses, desde que se conoció que el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, se encontraba de incógnito en un hospital de Logroño, y se aumentó tras los incidentes migratorios en Ceuta.
Madrid reaccionó hace dos semanas anunciando que estaba considerando la posibilidad de abolir el régimen especial de Ceuta y Melilla que evita los requisitos de visado para los ciudadanos marroquíes. En la práctica, esto significaría la integración de las dos ciudades autónomas en el espacio Schengen, aunque es una decisión europea y queda por ver si países como Francia aceptarían que la frontera sea «dura». “Sería muy difícil convencer a Europa”, pronostican las mismas fuentes.
En consecuencia, las fuentes diplomáticas españolas cuestionan esta medida estudiada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez porque bastaría con que Marruecos cerrara los controles fronterizos por su parte para que la medida dejara de ser útil. Además, desde Madrid no se excluye de explorar una medida similar para que Ceuta y Melilla entren en la unión aduanera, «aspecto que preocupa a Rabat», subraya la misma fuente.
El Gobierno español quiere mostrarle a Marruecos que se equivocó con la virulencia que mostró en el «caso Ghali» y que, de manera equivocada, también puede hacer cosas «en contra de los intereses de Marruecos», precisan las fuentes citadas.
Marruecos no se detiene
Rabat comenzó a aislar al embajador español, Ricardo Díez-Hochleitner, excluyéndolo de su último encuentro con representantes extranjeros acreditados en Marruecos. Esta es la primera evidencia de una sanción del Reino contra su vecino del Norte.
Antes del veto a Díez-Hochleitner, se produjo la avalancha migratoria en Ceuta, la consiguiente retirada de la embajadora marroquí Karima Benyaich y la suspensión de la Operación Paso del estrecho 2021 este verano, que supuso una pérdida económica de aproximadamente 500 millones de euros para las empresas dedicadas al sector marítimo entre los dos países, destaca el periódico español.
«Son lenguajes que no llevan a ninguna parte», se quejan estas fuentes diplomáticas, que lamentan que los dos bandos no enfríen la escalada de gestos hostiles. Esto impide, según ellos, que Madrid y Rabat desplieguen sus «peones» para intentar reorientar la crisis bilateral.
Por el lado español, quienes pueden ayudar a relajarse son ex primeros ministros como Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, un canciller que conoce bien el país vecino como Miguel Ángel Moratinos, y expertos diplomáticos del Magreb como Bernardino León y José María Ridao. Pero mientras las espadas estén en el aire, estas mediaciones no se activarán, concluye la misma fuente.