
22-06-2021
Garantizar la celebración de elecciones en Libia a finales de año y retirar tropas extranjeras y mercenarios, son los principales objetivo a discutir este miércoles en Berlín para una nueva cumbre. Marruecos fue marginado en la primera conferencia de Berlín por culpa de Alemania, a pesar de que Marruecos ha jugado un papel importante en acercar a los libios desde la reunión de Sjirat que resultó en un primer acuerdo.
Tras Berlín I, que tuvo lugar en enero de 2020, las partes habían regresado a Marruecos, a Bouznika y Tánger, para un diálogo abierto de acercamiento entre los diferentes protagonistas. No se sabe si Rabat formará parte de la cumbre de este miércoles 23 de junio.
Se informa sobre «intentos alemanes» de reanudar el diálogo con Marruecos sin haber sido negada ni confirmada por fuentes del Ministerio Asuntos Exteriores. Por otra parte, hubo discusiones entre la diplomacia marroquí y el enviado especial del SG de la ONU, Jan Kubis, sobre los preparativos para Berlín II. En un comunicado de la misión de la ONU en Libia, MANUL, estos contactos entraron en las consultas que Jan Kubis con «las partes influyentes» en el expediente libio. Berlín II acogerá por primera vez, el Gobierno de transición libio en esta conferencia.
El 19 de enero de 2020, una primera conferencia reunió en la capital alemana, bajo la égida de Naciones Unidas, a los líderes de los países involucrados en el conflicto y alcanzaron un frágil acuerdo para poner fin al conflicto.
Diez años después del derrocamiento de Muammar Gaddafi, los participantes harán un balance notable de la transición política en Libia desde la conferencia anterior y «los próximos pasos hacia una estabilización duradera», según el Ministerio de Relaciones Exteriores alemán, anfitrión de la conferencia.
Se espera que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, intervenga por vídeo. Estados Unidos también estará representado a través de la Secretaría de Estado estadounidense.
Resurgen divisiones
El principal desafío será asegurar la celebración simultánea de las elecciones presidenciales y legislativas el 24 de diciembre, que el Gobierno de transición, encabezado por el primer ministro Abdelhamid Dbeibah, se ha comprometido a organizar.
Sin embargo, subsisten dudas sobre la voluntad real del poder actual de que se celebre esta votación.
El exministro libio del Interior Fathi Bachagha, probable candidato a estas primeras elecciones presidenciales por sufragio directo, puso así en conocimiento, el 2 de junio, al Gobierno de no retrasar su celebración.
«Está claro que el actual Gobierno preferiría no tener elecciones», dijo a la AFP. «Pero es un compromiso que hay que cumplir», advirtió.
Esta cumbre de Berlín puede limitarse a «simples declaraciones de intención» pero también puede permitir «avances» en el camino a las elecciones de diciembre, con un posible acuerdo en julio sobre las bases legales de la encuesta, explica Jalel Harchaoui, especialista libio en el grupo de expertos de la Iniciativa Global.
Después de una década de fracasos para sacar a Libia del caos, la formación de este nuevo gabinete al término de un proceso político auspiciado por las Naciones Unidas y al que contribuyó mucho Marruecos, había parecido la esperanza que ya no se esperaba.
La Unión Europea también confía en el poder existente para resolver el problema de los migrantes que abandonan la costa libia, a menudo en barcos sobrecargados e inseguros, en un intento de llegar a Europa.
Pero las divisiones entre las dos potencias rivales, en Tripolitania (Oeste) y Cirenaica (Este) han resurgido en las últimas semanas.
Una tregua oficial ha estado en vigor desde octubre, pero el propio enviado de la ONU a Libia, Jan Kubis, admitió en mayo que el progreso en la unificación de instituciones divididas y la retirada de las fuerzas extranjeras estaba «en el punto muerto».
Nueva amenaza
Este último punto es central en este proceso, ya que el conflicto libio ha sido alimentado en gran medida por un mosaico de potencias externas, Francia, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Rusia, entre otros.
«Quienes se habían comprometido la última vez en Berlín (conferencia anterior en la que no contó con la participación de Marruecos) de retirar sus tropas no lo respetaron», según ha afirmado el jefe de la diplomacia alemana, Heiko Maas, en una entrevista con el diario «Die Welt». Una referencia que apuntaría implícitamente a Rusia, Turquía o los Emiratos Árabes Unidos. Pero Berlín al menos también está interesado, y sus apreciaciones no están exentas de motivos ocultos».
«Si queremos que los libios disfruten de la autodeterminación, las fuerzas extranjeras deben irse», agregó.
En diciembre, la ONU estimó en unos 20.000 el número de mercenarios y combatientes extranjeros en Libia: rusos del grupo privado Wagner, chadianos, sudaneses, sirios y franceses.
Varios cientos de soldados turcos también están presentes en virtud de un acuerdo bilateral celebrado con el Gobierno anterior en Trípoli.
A finales de abril, la Liga de los Estados Árabes, la ONU, la Unión Europea y la Unión Africana pidieron conjuntamente la retirada de las fuerzas extranjeras.
Sin embargo, una dispersión brutal de estos hombres armados representaría una nueva amenaza para la región, temen los diplomáticos de la ONU.