
22-06-2021
El ex embajador de Estados Unidos en Argelia, Robert Ford escribió que las elecciones legislativas en Argelia, masivamente boicoteadas por el pueblo argelino, «refuerzan las divisiones políticas» y dejan al presidente Tebboune «ahora más aislado que nunca».
En un análisis publicado por el centro de reflexión estadounidense especializado en el Oriente Medio, «The Middle East Institute», Ford revela que esta indagación refleja la realidad de un país «dividido entre, un sistema político dirigido por el presidente Abdelmajid Tebboune y apoyado por el ejército que rechaza los cambios profundos, por un lado y un pueblo que ha perdido la confianza en el antiguo sistema», por otro lado.
Según el diplomático estadounidense jubilado, hoy jefe investigador dentro del laboratorio de ideas (think tank) basado en Washington, «el enorme movimiento de protesta popular, conocido como «Hirak», logró conseguir un boicot generalizado de la elección»; de ahí viene el nivel de participación más bajo de la historia del país.
La misma fuente agregó que tras la certificación de los resultados que «consagraron el antiguo sistema», el país tendrá que enfrentarse a sus «males eternos»; recordando que «el sector argelino de los hidrocarburos anticipa una disminución de la producción y de las exportaciones y, por lo tanto, un descenso de los ingresos públicos y de los ingresos en divisas. Las reservas de divisas del país han disminuido considerablemente en la última década. Los problemas permanentes de desempleo, escasez de viviendas y poder adquisitivo se agravan a medida que el Gobierno se enfrenta a presupuestos más ajustados o a la perspectiva de grandes préstamos».
Agregó, en este sentido, que «el Gobierno ha reconocido desde hace tiempo la necesidad urgente de desarrollar nuevos sectores para reducir la dependencia al petróleo y al gas, pero nunca ha sido capaz de crear un entorno reglamentario y comercial que pueda atraer fuertes inversiones nacionales y extranjeras. Al mismo tiempo mientras que la pandemia de Covid persiste el sistema de salud pública, como todos los servicios públicos siguen sufriendo».
La triste realidad, según este conocedor de la realidad argelina, es que «Tebboune y su próximo Primer Ministro probablemente no encontrarán muchas nuevas ideas creativas por parte de sus partidarios en el parlamento».
El futuro parece ser oscuro, según opina el investigador, aunque «el ejército, Tebboune y sus partidarios pueden estar seguros de haber evitado la crisis institucional inminente a la que se enfrentó Argelia en 2019, cuando millones de personas salieron a la calle para protestar contra la reelección del presidente Bouteflika».
En su diagnóstico, Robert Ford recuerda que «las fuerzas de seguridad, al menos por el momento, han reprimido las manifestaciones del Hirak, deteniendo a centenares y condenando a decenas de activistas a la cárcel para disuadir nuevas marchas», añadiendo que «el Gobierno ha intensificado su acoso a periodistas independientes».
Por falta de la emergencia de una nueva clase política vinculada a la sociedad civil argelina y distinta del antiguo sistema político desacreditado, afirmó Ford, «los resultados de las elecciones del 12 de junio han arraigado este antiguo sistema. Incluso entre los llamados independientes que ganaron 78 escaños en la nueva cámara baja, hay muchos antiguos miembros de partidos pro-gubernamentales y por lo tanto no representan una gran ruptura con el pasado».
A guisa de conclusión, el ex embajador de los Estados Unidos recuerda las constataciones de expertos y comentaristas que señalan que las últimas elecciones destinadas a sacar al régimen de su crisis de legitimidad, han más bien «reforzado la falta de legitimidad», para interrogarse «¿Cuánto tiempo más seguirá el ejército argelino apoyando a un Tebboune aislado?».