
02-06-2021
por: Soufiane Ben Lazaar
En un contexto de una crisis jamás vivida entre el Reino de Marruecos y España, por culpa del recibimiento del líder del Frente Polisario bajo una identidad falsa y a espaldas del Reino de Marruecos, las relaciones entre los dos estados están a flor de piel y al borde de la explosión.
Las diferentes corrientes políticas invitaron al Ejecutivo español a asumir “la mía culpa” y reconocer el “paso en falso” cometido por su diplomacia, perjudicando las históricas relaciones que les unían con un socio estratégico esencial.
El exministro de exteriores americano Henry Kissinger dijo: a veces para poder encontrar una solución estás obligado a crear un problema. En el contexto de la crisis entre España y Marruecos, el vecino del norte es quien ha regalado un “penalti” a Marruecos al acoger el jefe del Frente con un método especial de las mafias con una identidad falsificada, dijo Mohamed Elarbane, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales.
En declaraciones a «Marruecom«, el profesor señala que el Reino sufre desde hace mucho tiempo en su relación con España a varios niveles hasta llegar a una relación anormal que carece de respeto y compromiso por la otra parte; de modo que España insiste en opositar implícita y explícitamente a los intereses de Marruecos. Las pruebas en este sentido son varias, especialmente en lo relacionado con la causa de la unidad territorial marroquí, ya que España se considera histórica y políticamente la responsable de la creación de este problema.
El profesor indica que España y sobre todo una parte de su clase política, militar o en materia de seguridad aún mira a Marruecos con inferioridad, y no había imaginado que este pudiera descubrir con sus propios medios ese plan primitivo. Dicha clase es la que ha provocado el problema y ha cometido un error legal y moralmente inaceptable, no para encontrar una solución como dice Kissinger sino para que esta operación sea una oportunidad que Marruecos destape el núcleo de la gestión española de su relación con el Reino. Y mostrar, en efecto, cómo trabaja el régimen español continuamente para oponerse a los intereses estratégicos de Marruecos.
A pesar de las declaraciones del Gobierno español de que Marruecos es un amigo y un socio estratégico con el cual se tejen relaciones de cooperación y la buena vecindad, la realidad según sabe Marruecos refleja en concreto todo lo contrario, dijo Elarbane.
Debemos poner esta crisis, según subraya el profesor, en su contexto real, dado que no ha sido provocada por la presencia del jefe del Polisario en España, sino que se trata de una crisis continua desde hace mucho tiempo cuyo eje primordial es el sufrimiento que vive Marruecos en su relación con su vecino del norte, vista la oposición de este último a los intereses estratégicos particularmente en la cuestión de su unidad territorial. Los indicadores, aquí, y las pruebas son múltiples, y el más reciente es la posición de España ante la crisis que han causado las milicias del Polisario en el Guerguerat, ya que no ha condenado el hacho de obstaculizar el paso de personas y mercancías por el puesto fronterizo, tampoco ha elogiado la intervención pacífica y exitosa que llevó a cabo Marruecos liberando el paso sin tener pérdidas humanas o materiales. Cosa que han aplaudido varias capitales internacionales alabando a Marruecos por el papel crucial en la liberación del paso comercial y vital para toda África.
Elarbane añade que «los puntos fuertes del Reino marroquí en esta batalla consisten en su cohesión de sus posturas basadas en principios adecuados lejos de toda contradicción o ambigüedad; dado que la base de la relación de Marruecos con España es clara, construida sobre el respeto de la soberanía de España y su unidad territorial, así como el compromiso a no intervenir en sus asuntos interiores, además de la importancia de la cooperación, la colaboración y la buena vecindad. No obstante, mientras que España lucha contra el separatismo en su interior lo anima en Marruecos».
España pide, por una parte, con palabras de su presidente, la libertad de decidir el destino del Sáhara y el respeto de la voluntad de lo llamado «el pueblo saharaui». Por otra parte, rechazó las demandas de un referéndum para la independencia de Cataluña. Así no respetó la voluntad de los votantes y privarles de su libertad de votar a través de la militarización de la comunidad autónoma y la persecución de los jefes separatistas. Entonces, Marruecos no hizo nada más que desvelar esta discrepancia y la doble postura del vecino del norte que solamente usa los principios y los lemas según sus necesidades e intereses, enfatizó el experto en derecho internacional.
Crisis diplomática y no migratoria
Ante la evasión de España de admitir que la raíz del problema es la acogida de Brahim Ghali, el profesor destaca la crisis con España en dos niveles:
El primero, su relación con la Unión Europea del cual España forma parte, insistiendo en que su problema lo tiene con España y no con la Unión Europea que se une con Marruecos como socio estratégico importante. En este sentido, Marruecos asegura su compromiso continuo con la unión europea respetando todos los convenios y acuerdos firmados entre ambas partes. Así como afirma su intención de ampliar y desarrollar dicha colaboración en varios dominios.
Con esta diferenciación Marruecos intenta aislar europeamente a España en esta crisis, y mostrarla como un Estado que no respeta las convenciones europeas especialmente las relativas a los derechos humanos y el respeto de la justicia. También es una especie de advertencia para Europa, dado que las conductas españolas opositoras a los intereses de Marruecos constituyen una verdadera amenaza para la esencia y los ejes de colaboración europeo-marroquí.
En segundo lugar, continúa la misma fuente que «Marruecos distingue, en su gestión de la crisis hispano-marroquí, entre el Gobierno español y las fuerzas amigas en el panorama político, económico y social español y el pueblo español en general». Está consciente de que una clase política, militar y de seguridad antagonista a Marruecos es la que causó la agravación de la crisis. Dicha clase tiene como portavoz el Gobierno actual formado por el PSOE y su aliado de la izquierda extremista Podemos, quien todavía vive la «adolescencia política», y el empleo de eslóganes, mientras carece de la intriga y la sabiduría política sobre todo en su relación con su vecino del sur.
Marruecos, agrega Elarbane ha neutralizado el resto de la clase política, económica y el pueblo español ya que no son implicados en el contenido de los comunicados y las declaraciones oficiales de sus autoridades en su gestión de la crisis. De este modo, el Reino confirma que nada ha cambiado y que se quedará un socio confiado en todo lo que representa un interés común para ambos países. La neutralización, en este contexto, indica que España está gobernada hoy por una categoría que arriesga el interés del pueblo español. Por lo tanto, las fuerzas vivas del país deben intervenir para corregir esta situación.
Cambio en las cartas de juego en el futuro de la región
Al hablar del futuro de la región después de esta crisis, el experto en derecho internacional apuesta por un Marruecos que debe reordenar sus cartas de juego con España y empujarle a cambiar su visión y su tratamiento hacia Marruecos basándose en el principio de peer to peer (P2P) y el respeto, terminando radicalmente con la visión de superioridad colonialista gravada en la conciencia política de una clase importante en el panorama político español. Esta visión que reducía y sigue resumiendo en una ex colonia y un dominio vital que sirve para garantizar los intereses de las clases gobernantes sucesivas en Madrid.
Estas clases, enfatiza Elarbane consideran las autoridades marroquíes como si fueran anexos administrativos encargados de servir a la corona española. Es decir, son autoridades que tiene como misión única proteger la seguridad de España y contribuir a la nutrición de los españoles a través de la riqueza terrestre y marítima de Marruecos.
Marruecos, en su gestión de esta crisis, llama la atención de los españoles a que no es un prestador de servicios sino es un Estado con completa soberanía que vela por atender a sus intereses y los de su pueblo. Es una nación que no acepta la doble postura en su tratamiento y sus intereses nacionales, tampoco puede seguir en una relación que carece de respeto y compromiso mutuos, destacó.
Elarbane concluyó con que «España deberá ser decisiva en sus opciones hacia Marruecos, o bien Marruecos el Estado como lo conoció hace mucho tiempo fiel a sus compromisos internacionales y que cuida la buena vecindad, la colaboración y la cooperación; o bien apostar por las mafias y las milicias que comercializan en la ilusión, los eslóganes y los humanos y no están habilitados para compromisos o ningún tipo de legalidad».