
01-06-2021
En un clima de gran crisis entre Rabat y Madrid tras la recepción por parte de España del líder del Polisario, Brahim Ghali, bajo una identidad falsa, el juez Santiago Pedraz escuchó por videoconferencia, este martes por la mañana, al líder del Frente por dos denuncias por “tortura” y “genocidio”, pero no tomó medidas de detención inmediata contra el acusado.
Hospitalizado desde abril en Logroño por Covid-19, Brahim Ghali, que fue entrevistado por videoconferencia desde el hospital de esta ciudad del norte de España por el juez Santiago Pedraz de la Audiencia Nacional de Madrid, negó rotundamente las acusaciones de “crímenes de guerra”.
Al final de su audiencia, cerrada al público, que duró 1 hora 30 minutos y finalizó poco antes de las 12:00 horas (horario español), no se le aplicó ninguna medida restrictiva en cuanto a sus movimientos o su salida del territorio español.
En el origen de esta comparecencia, dos denuncias, una por “detención ilegal, tortura y crímenes de lesa humanidad” presentada en 2020 por Fadel Breica, de nacionalidad española y disidente del Frente Polisario, quien asegura haber sido víctima de “tortura” en los campamentos en Tinduf, Argelia.
La segunda denuncia data de 2007. Fue presentada por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH), con sede en España, por “genocidio”, “asesinato”, “terrorismo” y “tortura” cometidos en los campamentos de Tinduf.
En cuanto a Dahi Aguai, ex detenido del Polisario, en declaraciones a la prensa informó que “la aparición del líder de las milicias del Polisario por primera vez en los tribunales españoles es una buena noticia para las víctimas de este torturador. Es el resultado de varios años de incansables esfuerzos para hacer justicia a las víctimas y esclarecer los graves delitos cometidos por este individuo”.
Víctima de amenazas de muerte por parte del Polisario, Pedro Ignacio Altamirano cree por su parte que “este caso debe allanar el camino para el juicio de los demás criminales de la cúpula del Polisario responsables de los crímenes cometidos contra los disidentes, pero también contra la población asentada en los campamentos de Tinduf en condiciones infrahumanas”.
