
30-05-2021
Entrevistado por: Soufiane Ben Lazaar
Las relaciones entre Marruecos y España están atravesando por un período muy difícil. El detonante de dicha crisis se remonta al mes de abril, tras el recibimiento de España al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, bajo una identidad falsa en un hospital de Logroño. Desde entonces, los cruces de declaraciones y acusaciones ha aumentado entre las dos partes, mientras se espera la comparecencia de Ghali ante la Audiencia Nacional prevista para el 1 de junio.
Marruecos y España están condenados a entenderse, por sus vínculos económicos, geográficos, de seguridad, sin olvidar los vínculos familiares que unen los ciudadanos de los dos estados.
La actual tensión juega en contra de los intereses de los dos países y no favorece su prosperidad, al tiempo que preocupa al gremio de los empresarios que temen por una posible ruptura de relaciones.
En este sentido, «Marruecom» ha entrevistado a Jaume Reverter, empresario español que lleva instalado en Marruecos durante más de 9 años, donde se ha integrado en la sociedad marroquí con total facilidad. Sin ser su portavoz, esta entrevista es una oportunidad para comprender la opinión y las preocupaciones no solamente de Jaume Reverter, sino de todo un gremio de empresarios.
P: ¿Quién es Jaume Reverter?
Es un expatriado catalán-español, en Marruecos desde hace 9 años, que se dedica al asesoramiento, implantación y desarrollo comercial para empresas españolas en el ámbito industrial y de salud, en Marruecos. También es socio de una empresa marroquí de mantenimiento hospitalario y es exportador para España y Andorra de productos cosméticos de aceite de argán bio-certificado.
P: En primer lugar, ¿cuál es su lectura a la actual tensión diplomática y migratoria entre Marruecos y España?
Una lectura de preocupación, sobre todo, que la actual tensión diplomática que vivimos estos días, ha puesto otra vez en cuestión, el tema de la crisis migratoria. Marruecos, después del error diplomático cometido por el gobierno de Sánchez, se ha sentido como que se le ha faltado el respeto, y por ello, ha querido demostrar a la comunidad internacional que, sin respeto y consideración del vecino, se puede poner todo en apuros en un solo día, a toda la Unión Europea.
Los europeos no debemos considerar a Marruecos, única y exclusivamente, como el gendarme de fronteras y el subcontratista del servicio de vigilancia del Sur, a cambio de una cantidad de euros. Marruecos es un país emergente, que debe ser tratado como aliado, y socio, y sobre todo por parte de España, país con él que comparte una larga historia común y un conjunto de importantes acuerdos comerciales. Así lo hizo desde siempre y así lo hará, para conservar esta amistad bien arraigada en el tiempo.
Cabe destacar aquí, que Marruecos acoge en su país a miles y miles de migrantes subsaharianos que sueñan con atravesar el estrecho. Un problema que gestiona de la mejor manera posible y con los pocos recursos y las consiguientes dificultades que la situación conlleva.
P: ¿Quién cree quien tiene más culpabilidad en lo que está pasando, España por recibir a Brahim Ghali o la dura reacción de Marruecos?
Pienso que no sirve de nada hablar de quién tenga más culpa en esta cuestión. El tema es crear de nuevo un clima de confianza, volver a la diplomacia en mayúsculas y sentar sobre todo una renovada relación basada en el respeto mutuo.
P: El Gobierno de coalición de izquierda en España, está levantando la voz últimamente a través de varios comentarios de sus ministros en contra de Marruecos, ¿qué impacto tendrían estas declaraciones sobre la actual tensión?
El impacto consiste en que la tensión en lugar de disminuir va a aumentar. Ello también pueda alargar la resolución del problema. En la misma línea, pienso que lo que deberían hacer los políticos, es un ejercicio de ponerse en el lugar del otro, para intentar comprender mejor la situación actual, y ver cómo podemos calmar y bajar el tono de esta situación desagradable.
P: Eres consciente de que esta tensión tendrá varias repercusiones sobre muchos sectores, usted como empresario español en Marruecos, ¿cuáles son sus mayores inquietudes?
Gracias a Dios (Hamdu Allah), como bien se dice aquí, no creo que las empresas españolas y por ende los españoles residentes en Marruecos tengamos ningún problema. Marruecos sabe perfectamente hacer la diferencia entre asuntos de Estado y nuestro día a día. Creo que tenemos todas las garantías de que nuestro día a día no va a variar para nada.
P: ¿En el contexto de una diplomacia económica paralela, como puedes influir el gremio de empresarios españoles en Marruecos en suavizar esta tensión?
No solo los empresarios, sino todo el conjunto de residentes españoles que vivimos en Marruecos, pedimos al gobierno español un esfuerzo para que sea capaz de volver a crear, de nuevo, ese clima de confianza y respeto con Marruecos, por el bien de nuestras relaciones, y volver a la normalidad lo más pronto posible. Cabe recordar en este sentido, que Marruecos es el primer socio comercial de España.
P: ¿Bajo su punto de vista, en qué dirección se está dirigiendo la actual crisis, y cuáles son las bases fundamentales para volver a la normalidad?
Pienso que el rumbo que tomará esta crisis dependerá de cómo se desarrolle la salida del hospital de Brahim Ghali. Debemos recordar que Ghali ya tiene causas pendientes graves en la Audiencia Nacional. Para volver a la normalidad, Marruecos ya ha expresado su opinión claramente en voz de su embajadora, Sra. Karima Benyaich. Por lo tanto, yo personalmente no tengo la suficiente información, ni la experiencia pronostica y política para opinar sobre ello.
P: Una última palabra a los gobiernos de los dos estados.
Sigo pensando como siempre, que a veces, las crisis sirven para unir más a los dos contendientes. Eso sí, en su caso exista una verdadera voluntad de arreglar las diferencias que provocó la crisis.
Debemos hacer un esfuerzo para comprender que es más importante lo que nos une, que lo que nos separa. Ya llevamos mucho camino recorrido, y por ello vale la pena continuar y aceptar nuestras diferencias, para así enriquecernos a todos.
En una palabra, debemos volver cuanto antes al diálogo y a la diplomacia en mayúsculas.