
El periodista español ex corresponsal de «El País» en Rabat durante años, Ignacio Cembrero, es un caso a enseñar a los alumnos del periodismo, como ejemplo de la mala prensa.
Su carrera en ese periódico se detuvo, tras explotar unas fotos de niños de Gaza, contra la ética del periodismo, para perjudicar la imagen de Marruecos en el mundo, en una absoluta violación de los principios profesionales de la prensa.
Ignacio, es un modelo del rencor personificado hacia Marruecos del cual inspira su línea editorial. Cosa que le llevó a los tribunales y le empujó, en efecto, a dejar la capital marroquí tras ser expulsado del periódico, en 2014.
Historia de una enemistad clara, durante el Gobierno de Jose Maria Aznar, cuando fue uno de los miembros de la célula secreta de la propaganda hostil contra Marruecos.
Ignacio se nutre de las salidas de algunos enemigos y opositores de Marruecos, de modo que no deja de publicar falsas informaciones contra Marruecos, describiéndolo como país no democrático que ejerce el terrorismo y la presión sobre las organizaciones de los derechos humanos, así como prohíbir a los periodistas de ejercer su labor y llevar a cabo tranquilamente sus misiones.
Lo curioso aquí no es sólo su hostildad continua hacia Marruecos, sino su relación “muy especial” con el régimen de Argelia, desde hace más de treinta años, relación que ha suscitado siempre puntos de interrogación en España, por parte de políticos y periodistas.
Cabe preguntar entonces ¿Sobre qué principios y qué lógica se ha entablado dicha relación entre un sistema represivo y un periodista?
Los prototipos que ha adoptado Ignacio en relación a la cuestión del Sáhara, hizo que la opinión pública tanto la española como la internacional cayese en la trampa de las falacias, que serían desmentidas unos meses después por su sucesor, el nuevo corresponsal de El País, Javier Casquero. Éste ha asistido a la inauguración de enormes proyectos y al proceso de cambio que ha conocido la región, además de destapar las mentiras que estaba promoviendo Ignacio Cembrero.
El sesgo de Cembrero ha salido a flote hoy de nuevo, montando la ola del tema de Brahim Ghali, líder del Polisario, por haber declarado que el hombre había entrado con un pasaporte argelino legal y que solamente había enseñado la falsa identidad en el hospital con el fin de protegerse de la prensa y de Marruecos. Lo que puso otra vez al periodista en la fila que vela por confundir a la opinión pública.
Cabe señalar que Ignacio Cembrero había difundido un vídeo del grupo terrorista Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que considera Marruecos, como un espacio del “Yihad” (guerra santa). Para Cembrero, todo lo que está en contra de Marruecos, está permitido, incluso el terrotrismo.
Ignacio Cembrero, entró en El País en 1979, ejerciendo de corresponsal en Oriente Próximo, el Magreb y en Bruselas. Abandonó El País en la primavera de 2014, después de la querella presentada por el presidente del Gobierno marroquí Abdelilá Benkiran contra él ante la Audiencia Nacional. El Gobierno marroquí le acusaba de un presunto delito de «enaltecimiento del terrorismo». Poco después de su salida de El País, fichó por «El Mundo», viéndose involucrado también en una denuncia, en este caso interpuesta por el empresario marroquí Ahmed Charai. Anunció su salida de El Mundo en 2015. Posteriormente ha trabajado para El Confidencial.