
20-04-2021
por: Youssef Assouna – Escritor y poeta.
Se puede decir que la comunicación social, con sus diversos medios y aplicaciones, es una parte integral de los medios digitales resultante del rápido progreso tecnológico de los medios. No negamos que las redes sociales contribuyen al acercamiento entre las instituciones mediáticas por un lado y el público por el otro. Participan en la expansión de la comunicación virtual al convertir el mundo entero en un pequeño pueblo en el que personas de diferentes culturas, colores, religiones y nacionalidades pueden comunicarse fácilmente. En otras palabras, estas redes de comunicación se han convertido en armas intercontinentales en la sombra digital. Facilitan la transmisión de mensajes, noticias e imágenes en un mínimo de tiempo. Las masas populares los adquieren de gran importancia al considerarlos como fuente de toda novedad y en todos los campos, con sus diferentes lenguajes: político, económico, cultural, etc.
Es innegable que «YouTube» es el sitio preferido por personas de todo el mundo, dependiendo de la diversidad de sus intereses e inclinaciones. Es, sin exagerar, el compañero diario de todos los internautas. Ha cobrado gran importancia en el mundo de los medios. Según las estadísticas al respecto, «YouTube» atrae a unos dos mil millones de usuarios por mes.
También se ha convertido en un medio utilizado por todos aquellos que tienen opiniones radicales e intransigentes, y una ideología destructiva, para alienar y desorientar a la opinión pública.
Podemos decir que el «YouTube» es un espacio electrónico en el que cualquier individuo puede invertir para lucirse. Pero el éxito no proviene de atacar las especificidades de los individuos, ni de convertirlo en un negocio en beneficio de los oportunistas; se requiere de una profesionalidad madura y un trabajo permanente para desarrollar ideas y facultades y reconocer a los grandes pensadores, élites y eruditos a través de sus logros a gran escala, en lugar de arrojarlos al desierto del abandono, mientras se lucen los tontos e inútiles que ocupan el Escenario «YouTube» «los tondones» (de la palabra tendencia). Estos últimos han adquirido fama gracias a trivialidades y trabajos triviales, (como videos sobre libertinaje, erotismo, obscenidades, etc.) Sus publicaciones acumulan millones de visualizaciones en pocas horas. Lo que significa que el único criterio para la fama en el mundo virtual es «YouTube tondones».
La gran decepción radica en que el «YouTube» se convierte en un espacio de difusión de mezquindades, tópicos, indecencia y trata de personas, y esto por la debilidad intelectual y cultural de las masas populares y el atrincheramiento del oportunismo en la mentalidad de los autores de las publicaciones. Esto refleja un aspecto negativo sobre los componentes intelectuales y culturales decadentes, pero también el fomento de la mezquindad, la regresión, la futilidad, la congestión y los contactos conflictivos entre los miembros de la sociedad, resultado de sus inclinaciones hacia todo, lo cual es erótico y sorprendentemente trivial. La futilidad en la sociedad es un artificio apoyado y subvencionado por los gobiernos y las empresas comerciales, con el objetivo de incitar a los pueblos. Descuidan a los intelectuales para monopolizar el control de la sociedad y cualquier cosa que pueda servir a sus intereses, y amasar fortunas y riquezas.
Lo más decepcionante es que el «YouTube», supuesto lugar de intercambio de reflexiones positivas e iluminadas que benefician al hombre y lo orientan hacia el progreso, se ha convertido en un espacio de ganancias malsanas para quienes se ganan la vida con producciones mediocres y la caza de obscenidades.
La simplicidad del acceso a las redes de comunicación social, al correr detrás de las ganancias pecuniarias a través de la visualización, se ve como una amenaza para la cohesión social basada en la moralidad y sus valores. Esta futilidad tiránica y enfermiza afecta profundamente la seguridad social y la estabilidad, y las hace retroceder varios años, haciendo que se hundan en el atraso y la ignorancia.
Para concluir, se puede decir que todos somos responsables de la fluidez y mediocridad que afecta la privacidad de las personas. Es responsabilidad de los responsables de la seguridad social combatir este fenómeno inventado. Pero los esfuerzos parecen débiles.