
27-03-2021
por: Tayeb Hamdi – Médico / investigador en políticas y sistemas de salud.
La nueva cara de la pandemia es feroz, al igual que sus consecuencias e implicaciones. Evitar esta situación que ya ha paralizado a otros países es posible, es necesario. Actuemos ahora con fuerza para evitar lo peor y no poner en peligro la recuperación social y económica del verano.
Brasil se encuentra en una situación caótica, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Irlanda, Portugal, Francia, otros países de Europa central y occidental han decretado severas medidas restrictivas y confinamientos nacionales con el cierre de escuelas para la mayoría para frenar las nuevas variantes.
Se trata de una nueva epidemia o casi por su magnitud y su nueva cara: aumento exponencial de nuevos casos, pacientes cada vez más en estado grave, en los servicios de cuidados intensivos cada vez más jóvenes, muchos sin patología alguna o vulnerabilidad asociada, mayor estancia en cuidados intensivos, más mujeres y con más secuelas.
En Francia, por ejemplo, la edad media de los pacientes en cuidados intensivos se ha reducido en 10 años en algunas regiones. Los menores de 60 años que representaron el 30% de la reanimación en la primera ola están ahora en el 40% y continúa disminuyendo. Más del 60% tienen menos de 65 años en algunas unidades de cuidados intensivos. El número de pacientes de 30 a 49 años se ha triplicado desde el pasado mes de enero. La de las personas de 50 a 69 años se duplicó durante el mismo período. La duración media de la estancia en cuidados intensivos es un 20% más larga que en diciembre de 2020.
La vacunación de los ancianos, y por tanto su protección, ha reducido «afortunadamente» considerablemente el número de ingresos de este grupo de edad en hospitales y unidades de cuidados intensivos, pero esta no es la única explicación, ni la única razón del «rejuvenecimiento» de pacientes gravemente enfermos con Covid-19.
La propagación de variantes, principalmente británicas, ha generado un aumento exponencial de nuevos casos y, por tanto, de forma automática casos graves, tanto en jóvenes como en mayores. Esta variante es un 60% más contagiosa según varios estudios. También se sospecha cada vez más que es más virulenta y más grave que la cepa clásica. Un estudio reciente acaba de revelar que la variante británica es más grave y un 64% más mortal. Por 1.000 casos detectados, provoca 4,1 muertes, frente a 2,5 por el coronavirus clásico.
Según un estudio inglés publicado a finales de 2020 la tasa de reinfección, contagiando el virus por segunda vez, sería del 0,7% frente al 0,11% con la cepa clásica. Casos más graves, más reinfecciones, estancia media más prolongada, ejerce más presión sobre el sistema sanitario, sobre la hospitalización y las camas de cuidados intensivos.
En Francia, la situación epidemiológica se ha mantenido estable y controlada durante 10 semanas, una campaña de vacunación muy avanzada, pero todavía está lejos de la inmunidad colectiva. Se detectan variantes británicas en nuestro suelo, es probable que se detecten otras variantes.
¿Se puede prevenir este escenario “europeo”? El riesgo de verlo replicarse en nosotros es muy probable, la posibilidad de evitarlo no solo es posible sino necesaria: debemos frenar la progresión de variantes circulantes hasta que se vacune una proporción significativa de la población marroquí.
Cumplimiento estricto y riguroso de las medidas de barrera y medidas a nivel territorial, evitando viajes no obligatorios, reuniones familiares, estricto cumplimiento del aislamiento por parte de los pacientes que dan positivo y con confinamiento de contactos.
Las próximas semanas no son para aflojar, abrir nuestra economía, nuestras escuelas, nuestra vida social, nuestro turismo en los meses de verano dependen de ello. Todos prudentes y vigilantes para evitar una ola feroz, respetemos las medidas restrictivas para permitir una reanudación en verano.