
Varios cientos de manifestantes marcharon en Figuig el jueves para protestar por el desalojo de los agricultores marroquíes en Argelia a los que tradicionalmente se les permitía cultivar dátiles en la zona fronteriza «El Arja».
Este desalojo desató tensiones en esta pequeña localidad famosa por su oasis donde una multitud enfurecida de hombres, mujeres y niños, manifestaron durante dos horas.
Una treintena de familias se vieron afectadas por estos desalojos.
Las autoridades argelinas habían concedido «a los campesinos marroquíes que explotan estas tierras argelinas un plazo acordado para evacuar las tierras» y todos los accesos fronterizos se cerraron el miércoles a la medianoche como se anunció, según una nota de la agencia oficial argelina APS.
Por el lado marroquí, las autoridades regionales organizaron esta semana un encuentro con la población afectada para «examinar posibles soluciones para paliar las repercusiones» de esta decisión.
Los manifestantes esperaban viajar a la frontera el jueves cerca de la disputada zona agrícola de El Arja, pero fueron detenidos en la carretera por un enorme despliegue policial.
Muchos jóvenes marcharon junto a los agricultores para denunciar la falta de trabajo en esta región sin salida al mar ubicada en una zona desértica y montañosa.
«Han pasado treinta años que Argelia y Marruecos nos dejaron cultivar sin problema y ahora no sabemos a quién contactar», dijo a la AFP Abdelmalik Boubekri, un agricultor de 71 años, enfadado por haber tenido que abandonar la parcela de dátiles que sostenían a toda su familia.