
10-03-2021
El desperdicio de alimentos en Marruecos ha alcanzado proporciones dramáticas, con 3,3 millones de toneladas de alimentos desechados cada año. Esto se refleja en el Índice de desperdicio de alimentos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En Marruecos se desechan cada año 91 kg de alimentos per cápita. En el norte de África, Egipto, con 9,1 millones de toneladas, es campeona del despilfarro alimentario anual, seguido por Argelia (3,9 millones de toneladas), Marruecos ocupa el tercer lugar con 3,3 millones de toneladas y Túnez el cuarto lugar con 1 millón de toneladas.
El reciente informe de la ONU estima que 931 millones de toneladas (el 17%) de los alimentos disponibles para los consumidores de todo el mundo, en tiendas, hogares y restaurantes, se perdieron en 2019. Además, parece que el desperdicio de alimentos es un problema global y no solo ocurren en los países más ricos.
El desperdicio de alimentos generalmente se considera un problema que ocurre casi exclusivamente en los países más ricos (los consumidores simplemente compran más de lo que necesitan), pero este estudio encontró un desperdicio de alimentos significativo en casi todos los países, independientemente de su ubicación.
Sin embargo, existe una posible diferencia en las causas del desperdicio de alimentos cuando se considera el nivel de ingresos. «No profundizamos en esta investigación, pero en los países de bajos ingresos no siempre se puede garantizar la cadena de frío debido a la falta de acceso a la electricidad», dijo Martina Otto del PNUMA.
Según el informe, no siempre es posible distinguir entre el desperdicio de alimentos comestibles y no comestibles (como huesos) en los países pobres. Estos datos solo están disponibles para los países más ricos. “Los países de bajos ingresos con emaciación probablemente tengan muchos menos alimentos comestibles”, subrayó Otto.
El desperdicio de alimentos tiene enormes consecuencias ambientales, sociales y económicas. El desperdicio de alimentos es responsable del 8 al 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. «Si vamos a abordar seriamente el cambio climático, la pérdida de vida silvestre y biodiversidad, contaminación y desperdicio, las empresas, los gobiernos y los ciudadanos de todo el mundo deben hacer su parte para reducir el desperdicio de alimentos», concluyó Inger Andersen, directora del PNUMA.