
En respuesta al devastador terremoto que sacudió Marruecos el viernes por la noche, el país ha demostrado una extraordinaria muestra de solidaridad. Inmediatamente después del anuncio de las áreas afectadas, decenas de caravanas cargadas de ayuda humanitaria se pusieron en marcha hacia ciudades clave como Al Hauz, Marrakech y Tarudant. Estos convoyes, repletos de toneladas de alimentos, ropa, colchones y medicamentos, tenían un objetivo claro: brindar apoyo a los afectados por esta trágica catástrofe, desde el norte hasta el sur del país.
La magnitud de la respuesta fue asombrosa, con activistas compartiendo imágenes y videos que documentan las generosas donaciones proporcionadas por los propios marroquíes para ayudar a sus compatriotas en las áreas devastadas. Lo que es aún más notable es la espontaneidad y el entusiasmo con los que se llevó a cabo esta operación de ayuda. La coordinación efectiva y la cooperación entre donantes fueron fundamentales para el éxito de esta iniciativa.
Estas campañas evidenciaron la voluntad del pueblo marroquí de unirse en momentos de crisis. Además, se destacó la amplia participación de los marroquíes en la donación de sangre, un acto que subraya la profunda cultura de solidaridad arraigada en el ADN de todos los marroquíes.

En este momento crítico, Marruecos ha demostrado que la solidaridad es un pilar fundamental de su sociedad, con personas de todos los ámbitos de la vida, incluyendo deportistas, actores y humoristas, brindando su apoyo, a veces incluso de manera financiera.
Para el Profesor de Sociología en la Universidad Sidi Mohammed Ben Abdullah de Fez, Saad Eddine Igamane, en declaracione a Marruecom, la solidaridad desencadenada por el reciente terremoto en Marruecos podría tener un impacto duradero en la sociedad del país. Esta respuesta masiva puede llevar a un cambio significativo en varios aspectos clave.
En primer lugar, dice Igamane, la cooperación y la solidaridad personal y colectiva resaltan la importancia de trabajar juntos para mejorar la sociedad. Además, añade el Profesor de Sociología, la experiencia podría impulsar al gobierno a fortalecer las leyes y procedimientos relacionados con la preparación y respuesta a desastres, así como mejorar los sistemas de alerta temprana.
Igamane, sugiere que el terremoto podría motivar una revisión de los métodos de construcción, promoviendo la edificación de estructuras más resistentes y seguras.
Revivir la cultura de la solidaridad
El investigador en sociología, Abdelhay Mootasem, subrayó la naturaleza evolutiva de la sociedad. Mootasem enfatizó que las sociedades se encuentran inmersas en un continuo movimiento histórico y transformación constante, influenciadas tanto por factores internos como externos.

Mootasem resaltó que, en la actualidad, cada sociedad experimenta cambios diarios, algunos en sintonía con su pasado, mientras que otros siguen caminos más o menos definidos. Según el investigador, estas transformaciones pueden ser abruptas o inesperadas, pero son una parte inherente de la dinámica social.
Mootasem, en sus declaraciones a Marruecos, también hizo hincapié en el papel fundamental de la solidaridad en situaciones de emergencia, como el reciente terremoto. Según él, la colaboración entre individuos y comunidades desencadena un intercambio social de apoyo y recursos que fortalece los lazos sociales y la cohesión en la sociedad.
El investigador señaló que la solidaridad no solo puede aliviar las consecuencias inmediatas de una crisis, sino que también puede tener un impacto a largo plazo en la sociedad. Puede transformarse en un agente de cambio social, influyendo en la política, la distribución de recursos y la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables.

Combatir a los oportunistas en tiempos de crisis
Al abordar el tema de los «Mercaderes de tragedias«, aquellos individuos que sacan provecho de las calamidades en detrimento de las personas afectadas, el Profesor Igamane destacó la importancia de identificar a estos oportunistas durante momentos de crisis y señaló algunas claves cruciales a tener en cuenta. Según él, estos «Mercaderes» no son una novedad, «ya que existen en la sociedad independientemente de la presencia de crisis». Aprovechan el caos y la urgencia de las personas para obtener ganancias, «una práctica que merece una condena rotunda«.
En este contexto, el papel del Estado se vuelve fundamental, ya que debe tomar medidas inmediatas para enfrentar a estos individuos. Esto incluye el control de los mercados, la regulación de precios y garantizar una distribución justa de suministros esenciales, entre otras acciones, añade Igamane.
El Profesor también subrayó la importancia de concienciar a la ciudadanía sobre la existencia de estos «Mercaderes de tragedias». Destacó la responsabilidad de la sociedad civil y los medios de comunicación en la sensibilización sobre cómo identificar y denunciar a estos oportunistas. Las redes sociales, tanto oficiales como no oficiales, pueden desempeñar un papel vital en la difusión de información y advertencias. Sin embargo, la aplicación firme de la ley es fundamental. Se deben imponer sanciones severas y disuasorias contra estos individuos que actúan de manera éticamente cuestionable.
En última instancia, el Profesor Igamane hizo un llamado a la acción conjunta del Estado, la sociedad y la ciudadanía para combatir a los «Mercaderes de tragedias» durante las crisis. Estas prácticas no solo van en contra de la ética, sino que también aumentan el sufrimiento de quienes ya están afectados por la tragedia.
Por: Soufiane Ben Lazaar
13-09-2023









