Marruecos ha dado un salto notable en el sector agrícola durante las últimas dos décadas, hasta convertirse en uno de los grandes referentes exportadores de frutas y vegetales en el Mediterráneo. Lo que comenzó como un proceso de recuperación tras sucesivas sequías se ha transformado en un modelo competitivo y orientado al mercado global. Informes internacionales recientes muestran que el país ya no solo abastece a sus socios tradicionales, sino que se ha convertido en un actor clave en el comercio mundial de productos frescos.
Según el medio especializado italiano ItaliaFruit, entre 2005 y 2023, las exportaciones marroquíes de frutas y verduras crecieron un 120% en volumen y multiplicaron por cinco su valor, alcanzando los 3.93 mil millones de dólares en la región mediterránea. Este paso ha sido posible gracias a un aumento del 33% en la producción de frutas y del 17% en la de hortalizas, impulsado por nuevas inversiones en riego por goteo, sistemas de invernadero y una apuesta clara por cultivos de alto valor añadido.
Cabe recordar que el mercado marroquí de frutas y vegetales está valorado a 2025 en 4.55 mil millones de dólares, con previsiones que lo sitúan cerca de los 5.6 mil millones en 2030. En esta política de crecimiento e incentivo, el desarrollo estratégico de cultivos ha sido uno de los motores principales de este avance. Tomates, arándanos, frambuesas, aguacates y mandarinas lideran la expansión. El tomate, en particular, sigue siendo el buque insignia del país, representando casi la mitad del volumen total exportado y generando más de 1.06 mil millones de dólares cada año.
Paralelamente, Marruecos se ha posicionado como uno de los principales proveedores de aguacates y frutos rojos para mercados como Reino Unido y los Países Bajos, mientras que las mandarinas han desplazado a las naranjas como principal fruta exportada.
Si bien Europa continúa siendo el destino dominante donde Francia y España absorben el 46% de los envíos, mientras que Reino Unido y los Países Bajos representan otro 29%; el mercado norteamericano ha ido ganando peso, principalmente con cítricos que han logrado una reputación sólida en Estados Unidos y Canadá. Entre tanto, Italia mantiene un nivel moderado pero estable de importaciones, reflejando la creciente presencia marroquí en el comercio mediterráneo.
Este desempeño se sostiene en tres pilares: la proximidad geográfica a Europa, que reduce costes y tiempos de entrega; la diversidad climática del país, que permite suministrar productos fuera de temporada europea; y una modernización profunda de la cadena de valor agrícola. Asimismo, programas públicos y alianzas con instituciones como la FAO, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo y grandes grupos exportadores han impulsado prácticas sostenibles, infraestructura logística en puertos como Agadir y Tánger Med, y la apertura hacia mercados emergentes en Asia y Medio Oriente.
Aun así, Marruecos enfrenta desafíos importantes. La presión hídrica obliga a acelerar tecnologías de irrigación inteligente y desalación con energía solar. La dependencia del mercado europeo también expone al país a cambios regulatorios y exigencias ambientales cada vez más estrictas. Además, la competencia de productores de América Latina y África subsahariana empuja a diversificar cultivos, innovar y mantener altos estándares de calidad.
Sin embargo, a pesar de los retos, los expertos estiman que el valor de las exportaciones agrícolas marroquíes podría superar los 6 mil millones de dólares en 2030 si se mantiene el ritmo de crecimiento actual. De manera tal que un país que antes luchaba por estabilizar su producción, se ha transformado en un proveedor esencial dentro de las cadenas globales de alimentos frescos destacando su capacidad de adaptación, inversión y apertura que lo ubican actualmente como uno de los exportadores agrícolas más dinámicos y competitivos del Mediterráneo.
06/11/2025









