El turismo marroquí entra en una nueva fase de transformación estructural. Bajo la marca “Cap Hospitality”, el gobierno y el sector privado han unido fuerzas para renovar el corazón de la industria: sus hoteles. A la fecha, el programa ha recibido 91 solicitudes elegibles —que representan cerca de 14.000 habitaciones— y un volumen de inversión global que supera los 7.000 millones de dirhams. Detrás de las cifras late una ambición clara: modernizar la oferta nacional sin hipotecar su esencia.
La ministra de Turismo, Fatim-Zahra Ammor, subraya que este plan encarna la “fortaleza del partenariado público-privado”. Es, en efecto, una señal de madurez institucional: el sector público crea las condiciones financieras —cubrimiento íntegro de intereses crediticios, mecanismos ágiles de apoyo— mientras que los inversores privados asumen el desafío de devolver brillo y competitividad al parque hotelero.
El programa, inscrito en la hoja de ruta turística 2023–2026, moviliza actores de peso. Entre ellos, el Fondo Mohammed VI para la Inversión, las entidades bancarias asociadas y la Sociedad Marroquí de Ingeniería Turística (SMIT). Juntos, apuntan a un objetivo doble: revitalizar los establecimientos de alojamiento clasificados (EHTC) y elevar las normas de calidad y sostenibilidad del sector.
Pero el proyecto va más allá de la mera renovación edilicia. Es una declaración de intenciones: Marruecos aspira a consolidarse como un destino que combina identidad, confort y competitividad global. En un contexto de creciente exigencia de los viajeros, “Cap Hospitality” representa un giro estratégico —una inyección de confianza y modernidad— que puede redefinir la experiencia turística marroquí.
Con inversión inteligente, gestión profesional y atención al detalle, el país apuesta por algo más que camas y reservas: apuesta por rehacer la hospitalidad a la marroquí, con visión de futuro y alma de anfitrión.
04/11/2025









