Tánger vuelve a escribir su propio mito. La ciudad que inspiró a escritores de todos los confines —de Paul Bowles a Tahar Ben Jelloun— se incorpora oficialmente al Red de Ciudades Creativas de la UNESCO en la categoría de Literatura. Un reconocimiento que no llega por nostalgia, sino por la vitalidad con la que la urbe norteña ha sabido reinventar su legado cultural sin romper con sus raíces.
La decisión, anunciada por la organización internacional a finales de octubre de 2025, sitúa a Tánger entre un selecto grupo de apenas medio centenar de ciudades del mundo que hacen de la escritura un eje de desarrollo urbano. Pero más allá de la cifra, el símbolo es inequívoco: la palabra vuelve a ser motor de ciudadanía, memoria y futuro.
El proyecto que condujo a este logro no fue improvisado. Desde la alcaldía, encabezada por Mounir Laymouri, se impulsó un trabajo meticuloso de inventario del patrimonio literario local, revitalización de espacios culturales y cooperación con editores, traductores y asociaciones. “No queremos ser simplemente una ciudad creativa; aspiramos a estar entre las más creativas del planeta”, ha señalado el propio alcalde con una convicción más poética que burocrática.
El reto, ahora, es convertir la distinción en acción: promover la lectura pública, abrir residencias para autores, reforzar los programas de traducción y consolidar un puente permanente entre la creación literaria y el desarrollo territorial.
Tánger siempre vivió entre la bruma del mar y el rumor de las lenguas. Hoy ese murmullo se traduce en reconocimiento mundial. Al ingresar al mapa cultural de la UNESCO, la ciudad no busca mirar el pasado con melancolía, sino escribir nuevas páginas —esta vez, con tinta de futuro—.
04/11/2025









