El pasado 29 de septiembre, desde la Casa Blanca, el Presidente de Estados Unidos y el Primer Ministro de Israel anunciaron al mundo un denominado «Plan de Paz» finiquitado entre ambos, en 20 puntos, para resolver el drama indecible que se vive en Gaza. Se debe desde ya notar el impacto mediático sumamente sostenido en diversas latitudes provocado por este anuncio.
Breve detalles sobre el «timing»
Este anuncio oficial se da pocos días antes de conmemorarse 2 años desde el 7 de octubre del 2023, y pocos días después de la verdadera humillación que sufrió el Primer Ministro de Israel en persona, al observar en el recinto de Naciones Unidas una salida masiva de casi todas las delegaciones al momento de tomar la palabra para dirigirse a la Asamblea General. Además, en la misma fecha en la que se dio este anuncio, la Casa Blanca reiteró su garantía y su plena protección a Qatar.
De algunos detalles pasados por alto
«Plan de Paz» es el calificativo usado para este anuncio, lo cual, como lo veremos a continuación, no se adecúa en lo más mínimo a lo que históricamente se ha entendido cuando se ha usado esta expresión.
La primera seria limitación a este denominado «Plan de Paz» es que sería el primero que se negocia en toda la historia en ausencia de uno de los dos contrincantes: el Hamás no fue consultado y lo que se acordó y negoció lo fue entre Estados Unidos e Israel. Tampoco participó a estas negociaciones la Autoridad Palestina desde Ramallah, con lo cual, el punto de vista palestino fue totalmente obviado. Tratándose de un ambicioso plan para pacificar de manera duradera las relaciones de Israel con Palestina, la precitada limitación constituye una innovación total en la historia de las relaciones internacionales.
La segunda limitación tiene que ver con la generalidad de los puntos que plantea, sin mayor detalles de ningún tipo. Para dar tan solo un ejemplo, los puntos 7-8 sobre la llegada de la ayuda humanitaria que tanta falta le hace a la población civil palestina de Gaza desde varios largos meses, conlleva una serie de detalles sobre responsabilidades, mecanismos de verificación y cronograma, puntos de entrada, puntos de distribución, etc…: una operación sumamente compleja y meticulosa que llevaba a cabo la UNRWA de Naciones Unidas hasta que Israel decidiera sustituir esta entidad por una denominada «Fundación Humanitaria»: la cual ha resultado ser un absoluto fracaso para materializar la entrega de manera segura a una población civil palestina famélica y desesperada.
Es de notar que el pasado 25 de septiembre, Brasil difundió en un comunicado oficial desde su aparato diplomático reafirmando su pleno apoyo a la UNRWA.
La tercera limitación es que este denominado » Plan de Paz» pide ni más ni menos que la capitulación total del Hamás, y su desaparición en la gobernanza futura de la Franja de Gaza (punto 9). Ello puede explicar en gran parte la razón por la que el Hamás no fue llamado a participar en su elaboración.
La cuarta limitación es que, si se compara la formulación de los 20 puntos, lo que más interesa a Israel en este mes de septiembre (la recuperación de los rehenes israelíes en manos de Hamás, puntos 3-4-5-6) es objeto de un detallado cronograma, del que adolecen todos los demás puntos.
Un poco de historia nunca viene mal
La historia de los innumerables conflictos que han sacudido (y siguen sacudiendo) una y otra vez a la sociedad internacional indica que:
– En un primer momento, las dos partes en un conflicto negocian un cese al fuego: sea de manera bilateral directa, sea con la mediación de Estados terceros que puedan facilitar con su presencia que las partes alcancen un acuerdo, y que;
– En un segundo momento ambas partes negocian un acuerdo de paz duradera detallado que resuelve las razones por las que se originó el conflicto.
Lo que Estados Unidos e Israel presentaron ante el mundo pareciera mucho más parecerse a una propuesta de cese al fuego de Israel a Estados Unidos, dejando por fuera al Hamás, y no un acuerdo que asegure la paz que sugiere la expresión «Plan de Paz».
En cuanto a las víctimas palestinas, no aparece mención alguna en los 20 puntos de este documento, como si no hubiese responsables directos en Israel por una multitud de exacciones que califican como genocidio y crímenes de guerra y que se están tramitando como tal (con una cifra oficial de más de 66.000 personas fallecidas posiblemente muy por debajo de la realidad):
– Ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en el caso del crimen de genocidio contra Israel, y ello desde diciembre del 2023, y;
– Ante la Corte Penal Internacional (CPI) en el caso de crímenes de guerra, con dos órdenes de captura emitidas por la CPI desde noviembre del 2024.
La ONG Amnistía Internacional en su comunicado oficial, hace ver que si no hay justicia para las víctimas palestinas, la paz es y será una simple ilusión.
De esta manera, en estos últimos días del mes de septiembre del 2025, Israel necesitaba urgentemente de una operación de comunicación para intentar recuperar algo de credibilidad a nivel internacional; y el actual ocurrente ocupante de la Casa Blanca, desde el pasado 20 de enero, prestó su apoyo a esta operación, con un denominado «Plan de Paz» que no lo es.
No sería la primera vez que Estados Unidos e Israel emplean sus respectivos y muy eficientes aparatos de comunicación para una operación mediática a gran escala: en septiembre del 2020, ambos anunciaron al mundo la conclusión de los «Acuerdos de Abraham» como «los» acuerdo del siglo: se trató de acuerdos de normalización de Israel con varios Estados árabes que ignoraban por completo el irresuelto problema de la ocupación ilegal del territorio palestino.
De manera tal que el 7 de octubre del 2023 vino a recordarle al mundo, de una manera dramática para Israel, el yerro total de esta estrategia de supuesta «normalización»: no se resuelve un problema político ignorando su existencia.
Nicolas Boeglin
Profesor de Derecho Internacional Público
Facultad de Derecho, Universidad de Costa Rica
07/10/2025