En un año donde la seguridad alimentaria y la sostenibilidad están marcando la agenda agrícola global, Marruecos llega al corazón de Europa con paso firme. Por primera vez, un país africano será el invitado de honor en el prestigioso Sommet de l’élevage de Clermont-Ferrand, una cita que congrega a los pesos pesados de la ganadería mundial. Y el Reino alauí no piensa pasar desapercibido: su presencia se desplegará con un pabellón de 170 metros cuadrados concebido como espejo de una agricultura que ha dejado de mirar al pasado para situarse en la frontera de la innovación.
El reconocimiento no llega por azar. Durante los últimos años, Marruecos ha reformulado su modelo agrícola con un aplomo pocas veces visto en el continente. El Plan Marruecos Verde primero, y la estrategia Generación Green después, han hecho de la sostenibilidad, la eficiencia hídrica y la equidad territorial los pilares de una política de Estado. En un contexto de creciente escasez de agua, el país ha apostado por la autonomía alimentaria y la gestión inteligente de los recursos, mientras impulsa la modernización de sus explotaciones ganaderas.
Las transformaciones no se limitan al plano técnico. El Reino ha desplegado un ambicioso plan de protección de su cabaña, con medidas que van desde el control sanitario preventivo y la mejora genética hasta programas de apoyo al precio de los alimentos del ganado. Ocho millones de hembras reproductoras están siendo monitoreadas para garantizar la resiliencia del sector frente al cambio climático. Una operación que, tras la retórica de los comunicados, tiene un rostro concreto: miles de familias rurales que dependen del ganado como sustento principal.
El encuentro de Clermont-Ferrand —que este año celebra su 34ª edición con más de 1.700 expositores y 120.000 visitantes procedentes de casi un centenar de países— se ha consolidado no solo como un escaparate comercial, sino como un auténtico laboratorio de ideas. Entre concursos bovinos y ovinos de élite, conferencias sobre el clima y la presentación del primer “mural de la ganadería herbívora sostenible”, el evento se perfila como un espacio donde tradición y tecnología se tienden la mano.
Para Marruecos, la distinción simboliza algo más que visibilidad internacional: es la confirmación de que el esfuerzo sostenido por conectar desarrollo rural, justicia territorial y modernización productiva está dando frutos. Si el siglo XXI exige una agricultura que combine rentabilidad con responsabilidad, el Reino magrebí parece decidido a ofrecer una hoja de ruta africana para ese desafío global.
06/10/2025