La reciente decisión del Banco Africano de Desarrollo (BAD) de conceder un financiamiento de 150 millones de euros al Fondo de Equipamiento Comunal (FEC) refuerza la estrategia de acompañar el proceso de descentralización marroquí y dinamizar las economías locales. Este apoyo se enmarca en un programa que contempla 26 proyectos distribuidos en más de 30 comunas, con un claro énfasis en las zonas rurales y periurbanas, donde las necesidades de infraestructura siguen siendo más apremiantes.
Un instrumento clave en la descentralización marroquí
La operación, que se suma a una primera línea de 100 millones de euros aprobada en 2019, refleja el alineamiento del BAD con su política de financiar proyectos infranacionales para reforzar la capacidad de gestión de las administraciones locales. La asistencia técnica de 950.000 dólares a través del Fondo de Asistencia al Sector Privado Africano (FAPA) apunta a consolidar la capacitación de las pymes locales y de las colectividades territoriales, lo que supone un enfoque integral que combina recursos financieros con acompañamiento institucional.
El impacto esperado va más allá de la mera construcción de infraestructura. Las áreas de intervención —agua, saneamiento, movilidad, urbanismo, eficiencia energética, equipamientos deportivos y socioculturales— se inscriben en la agenda de modernización territorial que Marruecos impulsa dentro de su modelo de regionalización avanzada.
Diversificación de socios y mayor dependencia externa
El FEC ha logrado ampliar su cartera de socios financieros en los últimos años. La Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), con la que ya acumula 400 millones de euros en líneas de crédito, representa el socio bilateral más consolidado. Al mismo tiempo, el recurso creciente a financiamientos internacionales refleja tanto la confianza de los organismos en la gestión del FEC como una dependencia mayor de la deuda externa: a junio de 2025, los préstamos internacionales ya suponían un cuarto de los recursos totales del Fondo, frente al 18 % en 2024.
En el terreno operativo, los indicadores del primer semestre de 2025 muestran una evolución positiva: los compromisos alcanzaron 1,56 mil millones de dirhams (+4 %), mientras que los desembolsos se elevaron a 900 millones de dirhams (+10 %). El producto neto bancario se mantuvo estable en 328 millones de dirhams, lo que indica solidez en la gestión pese al aumento del endeudamiento.
Solidez financiera y reformas de gobernanza
El FEC exhibe fundamentos financieros estables, con un nivel mínimo de créditos en mora (0,07 % en 2023) y unos fondos propios que superaron los 5,8 mil millones de dirhams (+4 % interanual). Asimismo, en 2023 formalizó una estrategia integral de gestión de riesgos y adoptó políticas contra la corrupción, el blanqueo de capitales y a favor de la igualdad de género. Estos avances colocan a la institución en sintonía con los estándares internacionales de gobernanza financiera.
Persisten limitaciones estructurales
Sin embargo, las cifras esconden debilidades. La propia institución reconoce que su contribución al financiamiento local sigue siendo reducida, apenas 20 % del total de inversiones municipales. Expertos advierten, además, que el sistema de seguimiento y evaluación es insuficiente y que los procedimientos de concesión de créditos resultan demasiado complejos, lo que limita el acceso efectivo de las comunas a los recursos.
Estas carencias se agravan en un contexto de regionalización avanzada, donde la transferencia de competencias a las colectividades territoriales avanza más rápido que la disponibilidad de recursos humanos cualificados. La ausencia de un estatuto para la función pública local y el retraso en la adopción de la Carta de desconcentración prolongan las dificultades de gestión.
Balance analítico
El financiamiento del BAD constituye, sin duda, un nuevo impulso para el FEC y un reconocimiento internacional de su papel como motor del desarrollo territorial en Marruecos. No obstante, la sostenibilidad del modelo depende de la capacidad del país para superar los obstáculos estructurales que aún persisten: desde la debilidad de los recursos propios de las comunas hasta las limitaciones institucionales que ralentizan la descentralización.
En definitiva, el apoyo financiero externo representa una oportunidad estratégica, pero también un recordatorio de la urgencia de profundizar las reformas internas que permitan a Marruecos consolidar su autonomía territorial y reducir la brecha entre las ambiciones de regionalización y la realidad en el terreno.
17/09/2025