Con el Proyecto de Ley de Finanzas 2026 (PLF 2026), Marruecos se dispone a dar un salto significativo; un volumen de inversión pública de 380 mil millones de dirhams, equivalente a más del 25 % del PIB. Nunca antes el Reino había movilizado tal magnitud de recursos para impulsar su transformación económica. La estrategia no solo busca reactivar el crecimiento, sino también consolidar un modelo de desarrollo más equilibrado y sostenible, capaz de resistir los choques internacionales y de responder a las expectativas sociales de las próximas décadas.
Detrás de estas cifras se esconde una visión estructural. El Estado se reafirma como motor del crecimiento y catalizador del cambio. Los fondos se distribuirán entre empresas y organismos públicos, el presupuesto general y el Fondo Mohammed VI para la Inversión, piedra angular de la nueva arquitectura económica. Este esfuerzo cumple tres misiones esenciales; amortiguar los efectos de las crisis externas, modernizar las infraestructuras estratégicas del país y reducir las desigualdades territoriales.
El Fondo Mohammed VI representa mucho más que un instrumento financiero; simboliza una nueva forma de gobernanza económica. Con un capital de 45 mil millones de dirhams, busca atraer inversión privada nacional e internacional, apoyando sectores como la industria, la agricultura, el turismo o las pymes. En 2025, logró movilizar casi 19 mil millones de dirhams gracias a asociaciones con 14 sociedades de gestión. Tal panorama revela una realidad transparente; el país está evolucionando de un simple ejecutor de gasto a un facilitador de ecosistemas productivos, creando condiciones favorables para que la inversión privada se convierta en el verdadero motor del desarrollo.
El desafío ahora es transformar este impulso presupuestario en resultados tangibles. De cara a la Copa del Mundo 2030, la transición energética e hídrica y la digitalización del país, el PLF 2026 se presenta como una hoja de ruta ambiciosa. Proyectos en transporte, agua, energía y conectividad buscan reforzar la competitividad nacional y reducir las brechas regionales. Pero el éxito, advierten los expertos, no dependerá solo de las cifras, sino de la capacidad del Estado para convertir cada dirham invertido en valor real para el ciudadano y la economía. Marruecos entra así en una nueva era, la de un país que invierte para transformar, competir e incluir.
09/11/2025







