En el marco del Salón Mundial de la Energía Nuclear Civil, celebrado en París, Marruecos y Bélgica han dado un paso decisivo hacia una cooperación científica y tecnológica de largo alcance. El Centro Nacional de Energía, Ciencias y Técnicas Nucleares de Marruecos (CNESTEN) y el Centro de Estudios de la Energía Nuclear de Bélgica (SCK-CEN) han firmado un acuerdo que promete reforzar la posición de ambos países en el desarrollo de las aplicaciones pacíficas del átomo.
Lejos de limitarse a una firma protocolaria, el convenio apunta a un horizonte mucho más amplio: intercambio de experiencias, formación avanzada de especialistas y proyectos conjuntos de investigación destinados a optimizar el uso de los reactores experimentales. En un momento en que la seguridad energética y la sostenibilidad se han convertido en pilares estratégicos de cualquier política pública, la alianza marroco-belga viene a reafirmar la idea de que la cooperación internacional es una de las claves del progreso científico responsable.
La firma estuvo a cargo de Hamid Marah, director general del CNESTEN, y de Peter Baeten junto con Derrick‑Philippe Gosselin, director general y presidente del SCK‑CEN, respectivamente. Ambos institutos poseen ya el reconocimiento de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) como Centros Internacionales basados en Reactores de Investigación (ICERR, por sus siglas en inglés), una distinción que los sitúa entre las instituciones de referencia mundial en el ámbito del conocimiento nuclear.
Más allá de los laboratorios y las cifras, este acuerdo simboliza también una visión compartida sobre el papel que la ciencia debe desempeñar en la construcción de un futuro más sostenible. En tiempos de tensiones energéticas y transiciones complejas, Marruecos y Bélgica parecen apostar por un lenguaje común: el de la investigación colaborativa, la innovación y el compromiso con el uso pacífico de la energía nuclear. Una alianza silenciosa, pero cargada de propósito.
07/11/2025









