La diplomacia marroquí acaba de obtener un respaldo de gran simbolismo internacional. El influyente Council on Foreign Relations (CFR), uno de los centros de pensamiento más prestigiosos de Estados Unidos en materia de política exterior, ha calificado la reciente resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el Sáhara como “una victoria diplomática decisiva” para Rabat.
El documento —la resolución 2797, aprobada el 31 de octubre con once votos a favor, ninguna oposición y tres abstenciones (China, Rusia y Pakistán)— respalda explícitamente el trabajo del secretario general de la ONU y de su enviado personal sobre la base del plan de autonomía marroquí. El único país que decidió no participar en la votación fue Argelia, miembro no permanente del Consejo, un gesto que ha sido leído en círculos diplomáticos como una forma de protesta silenciosa.
De acuerdo con el análisis firmado por Elliott Abrams, veterano especialista del CFR y exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense durante la era Bush, la resolución consagra “el enfoque más lógico y estable” para resolver un conflicto que ya supera medio siglo. Abrams recuerda que Washington ha apoyado la propuesta marroquí desde que fue presentada en 2007, como una alternativa viable frente a los planes de referéndum impulsados por las Naciones Unidas y rechazados por Rabat.
“La autonomía bajo soberanía marroquí —afirma Abrams— es la única fórmula realista. Es improbable que ningún gobierno marroquí, pasado o futuro, acepte un escenario que implique la posible pérdida de parte de su territorio.” Sus palabras subrayan la continuidad de la política exterior estadounidense: todas las administraciones, desde George W. Bush hasta hoy, han ratificado públicamente su apoyo a la solución defendida por Marruecos. También Francia y España se mantienen alineadas con esa perspectiva.
El informe del CFR sitúa esta votación como un punto de inflexión: el respaldo global a Marruecos sigue creciendo, mientras el frente del polisario pierde aliados y peso diplomático. Según el análisis, la comunidad internacional empieza a ver el riesgo que supondría crear “un nuevo Estado frágil bajo un régimen no democrático” sostenido por Argelia, en lugar de consolidar un marco de autonomía con estabilidad institucional dentro de Marruecos.
El texto destaca la estrategia de largo aliento de Rabat: una diplomacia persistente respaldada por inversiones en desarrollo en el Sáhara, que han permitido transformar el discurso político en hechos tangibles. “El éxito —concluye el informe— no se debe solo al capital diplomático, sino también a la coherencia de una visión de estabilidad regional.”
El Council termina su análisis con una apelación directa a Argelia: si dejara de “instrumentalizar el conflicto” y fomentara la participación del polisario dentro del proceso político auspiciado por la ONU, se podría alcanzar una solución “beneficiosa para todas las partes”.
Dos décadas y media después de que Marruecos propusiera formalmente su plan de autonomía, la reflexión del CFR adopta un tono de certidumbre: la soberanía marroquí con autonomía regional no solo es la salida más práctica, sino quizá la única capaz de ofrecer paz duradera y estabilidad en el norte de África.
03/11/2025









