Tras semanas de especulaciones, el presidente Emmanuel Macron y su primer ministro Sébastien Lecornu levantaron por fin el telón: el nuevo gobierno francés, anunciado el 5 de octubre, se parece tanto al anterior que cuesta hablar de “nuevo”. Salvo algunos retoques que huelen más a equilibrio de poder que a renovación política, el Ejecutivo mantiene la estructura y los protagonistas que han acompañado la era Macron casi sin pausa.
La continuidad tiene nombres y apellidos: Bruno Retailleau repite en el Interior, Rachida Dati continúa en Cultura, Elisabeth Borne conserva Educación —y además asume la cartera de Enseñanza Superior—, mientras que Gérald Darmanin sigue a cargo de la Justicia. Una vez más, los ministerios clave se blindan frente a los vaivenes políticos.
Pero hubo un regreso que despertó titulares: Bruno Le Maire, viejo conocido de la cartera económica, reaparece como ministro de Defensa. Su vuelta, más simbólica que estratégica, refuerza la sensación de que Francia asiste al “regreso de los mismos rostros”, en palabras de varios analistas. Roland Lescure llega al Ministerio de Economía, mientras que Mathieu Lefèvre, hombre cercano a Darmanin, se encargará de negociar con un Parlamento crispado.
En total, dieciocho ministros, doce de ellos ya conocidos del gabinete precedente. Una cifra que resume bien el intento de estabilidad que busca el presidente Macron en medio de un panorama político cada vez más fragmentado.
Las críticas: ruptura prometida, inmovilismo entregado
La oposición fue unánime en su diagnóstico: el gobierno Lecornu no propone una nueva etapa, sino la postrera defensa de un macronismo agotado. El líder socialista denunció “la negativa del poder a cambiar de rumbo” y lanzó una advertencia: una moción de censura podría llegar tan pronto como la semana siguiente.
Marine Le Pen calificó el Ejecutivo de “patético desfile de veteranos” y Jordan Bardella, presidente del Reagrupamiento Nacional, ironizó con que los “últimos macronistas se aferran al naufragio del Medusa”, metáfora que remite al famoso cuadro de Géricault y a la desesperación de los supervivientes.
Desde la izquierda, Jean-Luc Mélenchon también afiló su pluma: “Todo esto para esto”, dijo, subrayando que el 80% de los ministros provienen de la derecha tradicional. En su lectura, el nuevo gobierno consolida una línea neoliberal que ni siquiera disimula su continuidad.
Tensiones en la derecha y silencios en el centro
Paradójicamente, las quejas también llegaron desde los aliados conservadores. Bruno Retailleau, jefe de los Republicanos, lamentó que la composición del gabinete “no refleje la ruptura prometida”. En los canales internos del partido, el malestar fue evidente: se esperaba una participación más amplia de figuras LR en puestos de relevancia. “Nos quedamos con las manos vacías”, reconoció un dirigente regional.
El primer ministro Lecornu deberá ahora apaciguar tanto a las alas irritadas de la derecha como a la oposición frontal de la izquierda. Su primera gran prueba será la presentación de su declaración de política general ante la Asamblea Nacional, prevista para el martes 7. Será el momento de saber si la promesa de continuidad viene acompañada de un rumbo o, como teme parte del hemiciclo, de una simple supervivencia administrativa.
Macronismo en fase de resistencia
Más allá de los nombres, el mensaje político de esta recomposición puede leerse con una lupa más amplia: el presidente Macron apuesta por la estabilidad en tiempos de fatiga institucional. La maniobra recuerda a las últimas reorganizaciones de ciertos gobiernos de la Quinta República: no tanto nuevas ideas como una resistencia férrea ante el desgaste del poder.
El equilibrio buscado por Lecornu —entre vieja guardia republicana y “renacidos” macronistas— revela la fragilidad de una coalición que intenta gobernar sin mayoría absoluta, mientras el país vive un ciclo de desconfianza y polarización creciente.
Todo indica que el nuevo equipo no ha nacido para innovar, sino para aguantar. En París, el aire político no huele a primavera, sino a prolongación de invierno: un gobierno que quiere quedarse quieto mientras todo a su alrededor exige moverse.
Mohamed BAHIA
06/10/2025