Tras meses de parálisis política y un clima social enrarecido, los sondeos comienzan a agitar de nuevo el tablero. Según el último barómetro de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER, el PSOE logra recuperar parte del terreno perdido y se sitúa a tan solo 1,1 puntos del Partido Popular. Una diferencia mínima, la más estrecha desde que ambos midieran fuerzas en las elecciones de julio de 2023.
El repunte socialista —casi dos puntos en solo un mes— parece sustentarse en un leve retorno de votantes desencantados y en una reducción del volumen de indecisos, el auténtico agujero negro del partido de Pedro Sánchez. La lectura es clara: el PSOE no crece tanto por sumar nuevos adeptos como por retener a los que ya tenía.
Vox, el músculo que equilibra la balanza
Mientras tanto, la derecha mantiene su hegemonía de conjunto. La suma de PP y Vox sigue rozando la mayoría absoluta en estimación de voto, y si se añade la fuerza disruptiva de Alvise Pérez, el bloque conservador rozaría el 49%. La izquierda, por su parte, apenas alcanzaría el 39%.
El ascenso más visible es el de Vox, que mejora más de cuatro puntos respecto a 2023. El partido de Santiago Abascal ha conseguido fidelizar a sus bases —ocho de cada diez votantes volverían a apoyarlo— y absorber parte del electorado popular más impaciente. En concreto, un 14,5% de quienes votaron al PP en las últimas generales mira ahora hacia la extrema derecha.
Sumar se diluye, el PSOE consolida su suelo
El panorama en la izquierda alternativa es mucho más áspero. Sumar y Podemos continúan sangrando apoyos y apenas retendrían al 60% de su electorado de 2023. Aunque Yolanda Díaz ha conseguido frenar la fuga directa hacia Podemos, las transferencias al PSOE crecen: un reflejo de que el votante progresista prefiere reagruparse en torno al mal conocido antes que perder su voto en disputas internas.
Voto y género: ellas más indecisas, ellos más polarizados
La encuesta revela un matiz de género cada vez más acusado. Las mujeres tienden a mostrar una disposición menor hacia la participación: una de cada cuatro reconoce que se abstendría o votaría en blanco. Los hombres, aunque más decididos a acudir a las urnas, se concentran con mayor intensidad en los extremos ideológicos. Vox logra entre ellos un respaldo un 7% superior al que obtiene entre las mujeres.
El PSOE, en cambio, lidera la intención declarada tanto entre hombres como entre mujeres, y mantiene un perfil transversal, aunque con ligera ventaja entre las votantes.
Jóvenes inclinados a la derecha, mayores fieles al PP
En el reparto generacional, el contraste es contundente. Vox encabeza la intención de voto entre los menores de 35 años, mientras el PP domina con claridad entre los mayores de 55. El PSOE resiste mejor entre los votantes intermedios —de 35 a 54 años—, pero ya no es la gran maquinaria interclasista que fue durante décadas: la fidelidad se erosiona por ambos flancos.
Un país más fragmentado que indeciso
Aunque el PSOE celebra la foto del momento, el mapa político sigue inclinado hacia la derecha. El avance de Vox y la consolidación del PP mantienen el equilibrio de fuerzas casi intacto respecto a los últimos comicios, con una aritmética que continúa entorpeciendo cualquier mayoría clara.
Lo paradójico es que ocho de cada diez encuestados declaran su voto con una convicción floja, casi tentativamente. Es la expresión más clara de una democracia fatigada, donde cada repunte demoscópico nace tanto del cansancio como de la esperanza en que, esta vez sí, las cosas cambien un poco.
Y así, con la vista todavía puesta en los vaivenes de los próximos meses, España se adentra en un nuevo ciclo electoral que, más que prometer certezas, parece destinado a alimentar la eterna sensación de que nadie termina de ganar del todo.
06/10/2025