Mientras las principales capitales internacionales reconocen la autonomía bajo soberanía marroquí como la única solución viable al conflicto en torno al Sáhara, Argel persiste en una postura rígida, negando su papel real y refugiándose en consignas que han perdido toda relevancia frente a la realidad.
La visita de Staffan de Mistura a Argel puso en evidencia un hecho claro: cuando se trata del Sáhara, el régimen argelino sigue utilizando un lenguaje fosilizado. El comunicado emitido tras su encuentro con Ahmed Attaf no aportó novedades: referencias a la “autodeterminación” y, sobre todo, la reiterada afirmación de que las “dos partes en conflicto” serían Marruecos y el Polisario.
El desfase es evidente. El propio de Mistura había desestimado esta ficción recientemente. El 5 de septiembre, en una entrevista con el Instituto Italiano de Estudios Políticos Internacionales (ISPI), el enviado personal del secretario general de la ONU afirmó de manera categórica que el conflicto enfrenta “sobre todo a Marruecos y Argelia”, relegando al Polisario al nivel de un simple “grupo”. En otras palabras, de Mistura desmanteló el mito sostenido por Argel desde hace décadas: el de un supuesto “pueblo saharaui” representado por el Polisario y de una Argelia que no sería parte del conflicto.
Washington habla claro, Argel repite su guion
El contraste se intensifica al considerar la claridad de la comunidad internacional. En Washington, Massad Boulos, asesor especial del presidente Donald Trump, declaró a de Mistura, apenas una semana antes de su visita a Argel: “una autonomía auténtica bajo soberanía marroquí constituye la única solución realizable para el Sáhara”. El secretario de Estado Marco Rubio lo reiteró en primavera, y el propio Trump lo recordó en su mensaje al Rey Mohammed VI. La posición estadounidense es firme, coherente e irreversible: la autonomía es el único horizonte político.
Francia y Reino Unido han adoptado la misma postura, y España también se ha alineado. En todos los foros internacionales se habla de autonomía, compromiso y realismo. Solo Argel sigue recitando su viejo catecismo, insistiendo en que “el conflicto enfrenta a Rabat y el Polisario”, mientras la ONU, a través de su propio emisario, la señala como parte central del conflicto.
Octubre, un momento de verdad
En abril, ante el Consejo de Seguridad, de Mistura subrayó que la sesión de octubre será clave para consolidar el nuevo impulso diplomático. Todos los indicios apuntan a que la próxima resolución consagrará la iniciativa marroquí de autonomía como la única base creíble y realista para la resolución del conflicto. Frente a esta dinámica irreversible, Argel exhibe únicamente un discurso vacío, espectador impotente de una resolución internacional que se escribe sin su participación y en detrimento de sus ilusiones.
17/09/2025