
En Francia, el acuerdo franco-argelino de 1968, que otorga un estatuto especial a los argelinos en términos de inmigración, ha generado un intenso debate y controversia en el ámbito político. Varios políticos, incluida Marion Le Pen, han cuestionado la validez de este acuerdo y han llamado a poner fin al régimen preferencial franco-argelino.
El acuerdo, basado en los acuerdos de Évian de 1962 que marcaron el fin de la guerra de independencia de Argelia, establece un marco legal para regular las relaciones entre Francia y Argelia, incluyendo el estatus de los argelinos en territorio francés. Sin embargo, en los últimos tiempos, la derecha nacionalista francesa ha levantado críticas y ha expresado su descontento con el trato especial otorgado a los argelinos en términos de inmigración.
Durante un acto público, Marion Maréchal, vicepresidenta ejecutiva del partido Reconquête (Reconquista), expresó su opinión diciendo: «El 42% de los argelinos no tienen actividad en Francia y representan la primera nacionalidad extranjera en prisión. No somos la guardería de Argelia. Ya es hora de poner fin al régimen preferencial franco-argelino en materia de inmigración».

Esta postura ha sido respaldada por otros políticos franceses, incluido el alcalde de Béziers, Robert Ménard, quien se negó a celebrar el matrimonio de un argelino en situación irregular y su acompañante francés, alegando sospechas de un matrimonio «falso». Este incidente ha avivado aún más el debate sobre las políticas migratorias y el trato dado a los ciudadanos argelinos en Francia.
El acuerdo franco-argelino de 1968 ha sido objeto de críticas por parte de algunos políticos de derecha, quienes consideran que los argelinos se benefician de un estatus jurídico privilegiado y que las derogaciones concedidas a esta comunidad podrían ser interpretadas como un derecho automático a la inmigración.
14-07-2023