El regreso de Donald Trump a la presidencia, tras su victoria en noviembre de 2024, marca un nuevo capítulo en la política estadounidense, tan impredecible como su primera administración. Del aislacionismo del «America First» a la promesa de liderazgo global del «America is Back» de Biden, el péndulo político oscila de nuevo, generando incertidumbre tanto a nivel nacional como internacional.
Trump, absuelto de las acusaciones que lo persiguieron tras su derrota en 2020, regresa con un «mandato absoluto», según sus propias palabras, y con un control total del sistema político, gracias a la mayoría republicana en ambas cámaras del Congreso. Este nuevo escenario le permite consolidar una administración leal, donde la obediencia parece primar sobre la experiencia, y avanzar su agenda sin grandes obstáculos.
Su segunda presidencia se presenta, sin embargo, con matices. Un Trump aparentemente más experimentado y pragmático, que busca evitar nuevos conflictos bélicos y resistir las presiones de Netanyahu para un enfrentamiento con Irán. Su objetivo, en este frente, parece centrarse en un acuerdo que congele el programa nuclear iraní. En el ámbito económico, busca atraer inversiones multimillonarias de Arabia Saudita y expandir los Acuerdos de Abraham, con la vista puesta en la normalización de las relaciones entre Arabia Saudita e Israel.
La paz en Ucrania, la guerra comercial con China y el aumento del presupuesto de defensa de los aliados de la OTAN son otros puntos clave de su agenda. En el plano judicial, el nombramiento de tres jueces conservadores en la Corte Suprema durante su primer mandato le asegura una interpretación de las leyes alineada con su ideología, un legado que podría extenderse por décadas.
La figura de Steve Witkoff, enviado de Trump a Oriente Medio, emerge como un actor clave en las negociaciones con Israel y los mediadores qataríes para la liberación de rehenes en Gaza. Su posible nombramiento como enviado a Irán sugiere una nueva estrategia en la relación con este país.
Trump, el presidente número 45 y 47, se convierte en el segundo mandatario, después de Grover Cleveland hace 127 años, en ocupar la Casa Blanca en dos periodos no consecutivos. Su victoria, sin alcanzar el 50% del voto popular, profundiza la polarización en un país dividido. Su estilo poco convencional, sus decisiones populistas y su retórica incendiaria generan inquietud entre aliados y adversarios.
Con la mira puesta en un posible Premio Nobel de la Paz, Trump inicia su segundo acto, una historia con tintes de película de Hollywood, donde la realidad y la ficción se entrelazan en un escenario político global cada vez más complejo. El mundo observa con atención, expectante y aprehensivo, mientras el impredecible segundo acto de la presidencia Trump se desarrolla.
27/01/2025