
El Rey Mohammed VI, dirigió un mensaje a los participantes de las Asambleas Anuales del Grupo del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se están llevando a cabo del 9 al 15 de octubre en Marrakech.
A continuación, el texto completo del Mensaje Real, leído por Omar Kabbaj, Consejero de del Rey.
Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,
Excelencias,
Señoras y Señores,
Nos complace darles la bienvenida a Marruecos, y más específicamente a Marrakech, una ciudad con una rica historia milenaria y un notable patrimonio cultural y civilizatorio.
Marrakech, con su estatus especial, no es solo un destino turístico mundial, sino también un lugar privilegiado para la organización de eventos internacionales de gran envergadura, algunos de los cuales han dejado una huella indeleble en nuestra historia moderna. Entre ellos, destaca la cumbre del GATT en 1994, que marcó el nacimiento de la Organización Mundial del Comercio, y más recientemente, en 2016, la COP22.
Sin lugar a dudas, estas Asambleas Anuales del Banco Mundial y el FMI seguirán esa tradición.
En este sentido, deseamos expresar nuestro agradecimiento por la amistad y la confianza que nos brindan al estar hoy en Marrakech, justo después del trágico terremoto que afectó a nuestro país.
También agradecemos a los Estados y las Organizaciones que han expresado su voluntad de apoyar a Marruecos, especialmente en el proceso de reconstrucción de las zonas afectadas.
Excelencias,
Señoras y Señores,
Hoy, después de un aplazamiento de dos años debido a la pandemia, celebramos con alegría la realización de este prestigioso foro. Nos enorgullece especialmente que regrese a África después de medio siglo y a la región del MENA, 20 años después de Dubái (en 2003).
Es evidente que hay grandes expectativas en torno a estas Asambleas Anuales, dadas las circunstancias excepcionales a nivel mundial y los desafíos geopolíticos, económicos y ambientales que hemos enfrentado en los últimos años.
Mientras nuestro planeta enfrenta el cambio climático, confirmado por datos continuos como una nueva realidad, el mundo se adentra en problemas que habíamos creído en gran parte resueltos gracias a las reglas e instituciones multilaterales creadas después de la Segunda Guerra Mundial.
Hoy, la fragmentación geo-económica y el surgimiento del soberanismo, impulsados en parte por el deseo de reequilibrar las relaciones económicas y políticas a nivel mundial, ponen en peligro los avances notables que el multilateralismo había logrado en las últimas décadas.
La globalización, que ha estado en marcha desde la década de 1980, redujo los costos de producción y fomentó el comercio global, contribuyendo en parte a la moderación de la inflación. Sin embargo, en la actualidad, está erosionando el poder adquisitivo de los hogares en todo el mundo, a pesar de las políticas monetarias agresivas, sincronizadas pero no sin consecuencias en la actividad económica.
La globalización ha contribuido de manera tangible a mejorar los niveles de vida, permitiendo que grandes sectores de la población mundial salieran de la pobreza. No obstante, ha tenido efectos colaterales, como el aumento de las desigualdades.
Excelencias,
Señoras y Señores,
Los desarrollos económicos, sociales y políticos de los últimos años requieren una reforma de las instituciones y reglas que rigen el multilateralismo. Sin embargo, los principios fundamentales de este deben ser consolidados y su espíritu avivado. Siguen siendo esenciales para preservar la estabilidad y la paz mundial, así como para fomentar la sinergia en la solución de los desafíos comunes que enfrenta nuestro planeta y nuestros pueblos.
Pero, como todos sabemos, frente a desafíos globales, se necesitan soluciones globales, y estas solo pueden concebirse dentro del marco de la unidad y el respeto mutuo.
Para lograrlo, es importante integrar y valorar la diversidad como fuente de riqueza y no de conflicto, teniendo en cuenta las especificidades de cada país y región.
También es crucial revisar y mejorar la arquitectura financiera global para que sea más equitativa e inclusiva. Estas Asambleas Anuales son el foro adecuado para un diálogo y debate constructivo sobre esta reforma.
Todos compartimos un único planeta, y el futuro de nuestros países está indiscutiblemente entrelazado.
Excelencias,
Señoras y Señores,
Esta es la visión de desarrollo de Marruecos. Nuestros activos se basan en la milenaria historia de nuestro país, en su condición de tierra de paz, fusión de civilizaciones y coexistencia de religiones y culturas. Además, nuestra ubicación geográfica en la encrucijada de África, Oriente Medio y Europa juega a nuestro favor.
Nuestro enfoque prioriza la apertura económica y la cooperación. Estamos comprometidos con diversos programas de desarrollo económico, la lucha contra el cambio climático y la lucha contra el terrorismo, el lavado de dinero y la creciente inseguridad cibernética resultante de la revolución digital.
Hemos hecho de la cooperación Sur-Sur nuestro principal eje de apertura y seguimos una estrategia de co-desarrollo con países hermanos y amigos del continente.
A nivel interno, desde principios de la década de 2000, hemos llevado a cabo importantes reformas sociales, económicas y de infraestructura. Al mismo tiempo, hemos preservado el equilibrio macroeconómico, que consideramos crucial para la soberanía y la resiliencia económica.
Nuestra prioridad absoluta ha sido el desarrollo humano, una prioridad que hemos reforzado desde la pandemia de la Covid-19. En este contexto, hemos lanzado un ambicioso proyecto para generalizar la protección social en nuestro país.
Los resultados de esta visión ya son evidentes: la economía nacional ha mostrado una notable resiliencia en un entorno internacional complejo y volátil, marcado por una sucesión de impactantes desafíos en los últimos años.
Además, Marruecos ha consolidado su posición como un oasis de paz, seguridad y estabilidad, un socio confiable y un centro económico y financiero regional y continental.
Es en este contexto que consideramos la celebración de estas Asambleas en Marruecos como el resultado de una asociación a largo plazo construida con las instituciones de Bretton Woods. Esto refleja la confianza en la solidez de nuestra estructura institucional y nuestras infraestructuras, así como en nuestro compromiso de contribuir al fortalecimiento de las relaciones internacionales.
Excelencias,
Señoras y Señores,
Como país africano, Marruecos desea que el continente, cuya voz ahora es escuchada en el G20 a través de la Unión Africana, pueda ocupar el lugar que le corresponde en otros foros internacionales y así implementar sus agendas económicas y sociales.
Como saben, los países del continente son de los más afectados por el cambio climático, a pesar de su baja contribución a las actividades que provocan el calentamiento global.
Por lo tanto, las reglas y marcos para abordar el problema de la deuda deben ajustarse para tener en cuenta las limitaciones que enfrentan los países de bajos ingresos más endeudados al abordar los desafíos del cambio climático.
África, que albergará a un cuarto de la población mundial en 2050, debe contar con las condiciones necesarias para fortalecer su margen de maniobra y aprovechar su potencial para satisfacer las necesidades de su población en un mundo cada vez más incierto y marcado por cambios profundos de paradigmas.
Excelencias,
Señoras y Señores,
Durante la pandemia de la Covid-19, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, junto con todas las agencias e instituciones internacionales que conforman el pilar del sistema multilateral mundial, demostraron una gran agilidad y capacidad de respuesta. Su apoyo a los esfuerzos de numerosos países miembros fue crucial para mitigar el impacto económico y social de la pandemia.
Estamos seguros de que estas dos instituciones no escatimarán esfuerzos para que estas Asambleas Anuales conduzcan a avances tangibles y concretos. Nuestro deseo es que las divergencias entre las principales economías se reduzcan y que los esfuerzos y sinergias se movilicen aún más en favor de la paz y la prosperidad mundiales, en un espíritu de solidaridad hacia los países más vulnerables.
A través de un diálogo franco, constructivo y equilibrado, podemos conciliar los desafíos económicos y financieros, por un lado, y los desafíos humanos, por otro. Así, juntos podemos construir el futuro que cada uno de nosotros espera para sus hijos en nuestro planeta.
Que Dios los asista y corone sus esfuerzos con éxito en sus trabajos.
13-10-2023