El presidente francés rechaza asumir la culpa por el deterioro de las relaciones entre su país y Marruecos, así como otras naciones del Magreb y Oriente Medio. Macron atribuye la culpa a «la crisis regional y su dinámica».

Emmanuel Macron busca «replantear en profundidad las asociaciones» entre París y «los países del Magreb y el Mediterráneo». Esta ambición fue expresada por el presidente francés en un discurso pronunciado el 28 de agosto en París ante embajadores franceses.
Aunque reconoció las «iniciativas implementadas en años recientes» por su gobierno dirigidas a la sociedad civil, admitió que las «relaciones bilaterales no están al nivel adecuado» con «Marruecos, Argelia, Túnez, Libia, Egipto y otros países del Cercano y Medio Oriente». Nunca antes en la historia de la Quinta República un presidente francés había logrado unir a tantos estados en contra de Francia.
Macron ofreció un diagnóstico personal de la situación, excluyendo cualquier responsabilidad de Francia en estas tensiones diplomáticas. No ve la culpa en la falta de compromiso de Francia con estos países ni en los esfuerzos realizados en términos de memoria o economía.
En lugar de eso, atribuye el deterioro de las relaciones entre Francia y los países de la región a «la crisis regional y su dinámica, en la que abundan las enemistades y dificultades diversas y heterogéneas». No hay ninguna admisión de culpa en relación con las restricciones de visas para ciudadanos africanos, especialmente del Magreb, o con las declaraciones del presidente Macron sobre el Islam que provocaron inquietud en las naciones musulmanas.
El presidente francés busca revisar la diplomacia de su país con África, en particular con el Magreb, en un contexto caracterizado por un sentimiento de hostilidad.
Emmanuel Macron se comprometió a «lanzar iniciativas bilaterales en los próximos meses» hacia estos países. Bajo la dirección del Ministro de Asuntos Exteriores, se espera que se establezca una agenda intergubernamental de recuperación con toda la región para finales de año.
Al eximir de responsabilidad a otros «actores» en esta crisis, el presidente francés no hace más que retomar su diagnóstico del 27 de febrero sobre el enfriamiento de las relaciones con Marruecos en los últimos dos años. Durante una animada conferencia de prensa en París, declaró: «Mi deseo es avanzar realmente con Marruecos. S.M. el Rey lo sabe, hemos tenido varias conversaciones, hay relaciones personales amistosas y así continuarán. ¿Es culpa de Francia? ¡No! ¿Ha alimentado Francia el fuego? ¡No!»
La política de Macron hacia Marruecos no cuenta con unanimidad, incluso entre los políticos de derecha que respaldaron su reelección en 2022. En su libro «Le Temps des combats», Nicolas Sarkozy aconsejó a Macron que «no construya una amistad artificial con líderes argelinos que sistemáticamente utilizan a Francia como chivo expiatorio para ocultar sus propias deficiencias y falta de legitimidad».
Dos semanas antes, 94 parlamentarios franceses condenaron «la vacilación francesa en relación al Sáhara (mientras España y Alemania reconocían la soberanía marroquí) y la política ambivalente del Quai d’Orsay con Argelia, lo que lleva al Palacio Real a mirar en otra dirección que no sea París para encontrar socios militares o económicos».
29-08-2023