La transición hacia una economía verde ya no es un horizonte lejano ni un simple idealismo ecológico. Es, hoy, una de las apuestas económicas más grandes del siglo XXI y, como quedó de manifiesto en Marrakech durante la quinta edición del World Power-to-X Summit, se trata de un tren que no se detendrá a esperar a quienes no estén preparados para subir a bordo.
El debate, celebrado bajo el lema “Power-to-Talents: desarrollar competencias y expertise”, dejó claro que el reto no es únicamente tecnológico ni financiero, sino esencialmente humano: ¿cómo formar, reciclar y alinear las capacidades de millones de personas con las demandas de un mercado laboral que se reinventa a la velocidad de los vientos solares y las corrientes del hidrógeno verde?
Empleos verdes, pero no automáticos
Los expertos reunidos subrayaron que la llamada revolución energética puede generar millones de empleos, pero advirtieron que no existe una garantía automática. “Los puestos verdes no se crean por decreto”, coincidían en señalar, “se nutren de competencias específicas y de un ecosistema que sepa anticipar las necesidades del mercado”. Por eso, hablar de transición verde es hablar también de una transición educativa y profesional de la misma magnitud.
Educación, empresa y Estado: un triángulo obligado
La creación de nuevas profesiones ligadas a las energías limpias requiere programas de formación eficaces, estrecha coordinación entre universidades, institutos técnicos y centros de capacitación profesional, y una complicidad real entre lo público y lo privado. No basta con actualizar planes de estudio: se trata de diseñar trayectorias capaces de transformar a los jóvenes en creadores de empleo, no en eternos buscadores de oportunidades.
Espíritu emprendedor como motor
La insistencia en fomentar la cultura emprendedora fue uno de los puntos más reiterados. Porque si el hidrógeno verde quiere ser la chispa de una economía inclusiva, tendrá que nutrirse tanto de ingenieros e investigadores como de emprendedores capaces de arriesgar, innovar y convertir la transición energética en pequeñas y grandes historias de éxito local.
Marruecos, laboratorio energético
En este tablero global, Marruecos busca consolidar su posicionamiento estratégico. Bajo el patrocinio del rey Mohammed VI, el World Power-to-X Summit se confirma como una plataforma de alcance internacional que apuesta por el hidrógeno verde no solo como fuente de energía limpia, sino también como vector de desarrollo económico y social. La colaboración de instituciones como IRESEN, Masen, el Cluster Green H2 y la Universidad Mohammed VI Politécnica sitúan al país como un polo de innovación abierto al diálogo y la inversión.
Más que transición, una metamorfosis
Lo debatido en Marrakech apunta a que la transición verde debe ser entendida como una metamorfosis: un cambio de paradigma donde la energía limpia es el motor, pero el talento y las competencias son la auténtica palanca. Si de verdad queremos propulsar el futuro energético del planeta, el hidrógeno verde no bastará en solitario. Hacen falta docentes visionarios, empresas comprometidas, Estados audaces y, sobre todo, ciudadanos preparados para convertir un desafío ecológico en una oportunidad histórica.
Al final, el mensaje de esta cita mundial podría resumirse en una frase: la energía del futuro no será únicamente la que generen los molinos, los paneles o los electrolizadores, sino la que se cultive en las aulas, en los talleres y en el ingenio de quienes están llamados a conducir este siglo hacia un crecimiento más responsable e inclusivo.
03/10/2025