La cuestión del Sáhara volvió a ocupar un lugar central en el debate general de la 80ª Asamblea General de la ONU. En esta ocasión, el centro de atención fue la réplica firme pero serena del embajador Omar Hilale, representante permanente de Marruecos, a las declaraciones del ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ahmed Attaf. Entre aclaraciones históricas, argumentos legales e indicadores de desarrollo en el terreno, Rabat buscó reafirmar lo que califica como “realidades irreversibles”.
Historia y legitimidad internacional
Hilale recordó que Marruecos fue el propio impulsor, hace más de seis décadas, de la inscripción de la cuestión del Sáhara en la agenda de Naciones Unidas en el marco de los procesos de descolonización. También enfatizó el papel clave de los Acuerdos de Madrid de 1975, avalados por la Asamblea General, que sellaron el fin de la presencia colonial española en el territorio. “La historia tiene memoria larga y terca”, afirmó el embajador, en alusión a lo que calificó como omisiones deliberadas del jefe de la diplomacia argelina.
Asimismo, subrayó la evolución de la posición del Consejo de Seguridad, que no examina ya este dossier en clave de “descolonización”, sino como una cuestión de paz y seguridad internacionales. Destacó además que desde 2007 se han aprobado resoluciones que ratifican la “seriedad y credibilidad” de la Iniciativa marroquí de autonomía, presentada como la única solución realista y viable.
Desarrollo en el Sáhara
En la segunda parte de su intervención, Hilale se centró en el terreno: inversiones millonarias en infraestructuras, estabilidad social, modernización de carreteras y puertos estratégicos, y una activa participación cívica de la población saharaui en consultas y elecciones. El diplomático presentó el puente más largo de África, las autopistas que conectan norte y sur, universidades y hospitales como evidencias palpables del proceso de integración y desarrollo.
Además, recordó que 30 consulados generales ya han abierto sus puertas en ciudades como El Aaiún o Dajla, reforzando con hechos lo que Rabat interpreta como un creciente reconocimiento de su soberanía. Y no dudó en señalar el interés económico internacional: “Estados Unidos ha instruido a sus agencias y empresas a invertir en el Sáhara marroquí”, enfatizó.
Argelia: ¿mediador o parte activa del conflicto?
Uno de los puntos más contundentes del discurso de Hilale fue la llamada de atención a Argelia. Según el diplomático, el hecho de que el país vecino trace “condiciones y líneas rojas” demuestra que sí es parte del conflicto, pese a argumentar lo contrario. Esta “contradicción evidente” fue rebatida con un tono desafiante pero diplomático: Marruecos ve en esa implicación implícita una oportunidad para que Argel continúe el debate en las mesas redondas del proceso político de la ONU.
El respaldo internacional a la autonomía
Hilale concluyó mencionando cifras difíciles de ignorar: más de 120 países han expresado apoyo al plan marroquí, incluidos tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad y gran parte de la Unión Europea. Ese respaldo se traduce en una corriente diplomática que, según Rabat, reduce progresivamente las alternativas a la iniciativa de autonomía como salida política al diferendo.
Un mensaje de diálogo
En sintonía con el discurso oficial del Reino, Hilale cerró citando al rey Mohammed VI, quien en su reciente mensaje del Trono llamó a una salida “honrosa y consensuada, sin vencedores ni vencidos”. Un recordatorio de que, más allá de los duelos verbales en la ONU, Marruecos busca proyectar la imagen de un actor pragmático y conciliador, mientras afianza en el terreno los hechos consumados de su soberanía.
30/09/2025