El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, llegó a la Asamblea General de las Naciones Unidas con un mensaje crudo e inquietante, al afirmar que en el mundo actual, el derecho internacional ya no basta para garantizar la paz. Tras más de tres años de guerra contra Rusia, el líder ucraniano resumió la amarga lección de su país: “Si una nación quiere la paz, tiene que conseguir armas; las armas deciden quién sobrevive”. Una afirmación que refleja no solo la brutalidad de la invasión rusa, sino también la frustración por la incapacidad de las instituciones multilaterales para frenar la agresión.
El discurso de Zelenski evidenció el contraste entre los ideales fundacionales de la ONU y la realidad de un conflicto que ha desafiado todas las resoluciones y marcos legales. Según el presidente ucraniano, la negativa de Moscú a aceptar un alto el fuego demuestra que la guerra no se resolverá en los pasillos diplomáticos, sino en el campo de batalla. Al mismo tiempo, advirtió que los drones y cazas rusos que ya han cruzado cielos de Polonia y Estonia son prueba de que la guerra no es solo de Ucrania, sino una amenaza directa a la seguridad europea.
En su intervención, Zelenski insistió en que la agresión rusa representa una “carrera armamentística más destructiva de la historia”, donde la inteligencia artificial y los drones convierten cada año el campo de batalla en un terreno más letal. El mensaje fue doble: advertir del peligro que se cierne sobre Europa y, al mismo tiempo, justificar la necesidad de seguir armando a Ucrania. Consciente del cansancio en la opinión pública occidental, el líder ucraniano buscó reposicionar el conflicto no como una crisis local, sino como el preludio de un desorden global.
Ante la situación en suelo ucraniano, su líder ha optado por utilizar su presencia en el foro internacional para arrancar garantías de seguridad más allá de la guerra. Tras un encuentro bilateral con el presidente estadounidense Donald Trump, Zelenski celebró lo que calificó como un “punto de inflexión”. Pues el líder republicano habría aceptado la posibilidad de ofrecer garantías posconflicto, un tema clave para Kiev que teme una repetición del ciclo de agresiones. Estas garantías, aunque todavía difusas, podrían incluir desde la presencia de tropas extranjeras hasta compromisos formales de defensa colectiva.
No obstante, el tono del discurso ante el pleno de la ONU, transmitió decepción. Para Zelenski, la pasividad internacional ha permitido que Rusia consolide el control de cerca del 20% del territorio ucraniano, incluida Crimea y buena parte de Donetsk y Lugansk. “La paz depende de nosotros todos”, recalcó, pero subrayó que hasta ahora esa responsabilidad compartida se ha traducido en palabras más que en acciones. El presidente acusó a Moscú de arrastrar a Bielorrusia y de desestabilizar Moldavia, y advirtió que si Europa “ya perdió a Georgia”, no puede permitirse el lujo de perder a otro vecino a la órbita del Kremlin.
En paralelo, Zelenski buscó reforzar su narrativa de resistencia compartida. Al recordar los secuestros de niños ucranianos por parte de Rusia, apeló directamente a la sensibilidad de la comunidad internacional, vinculando la defensa de su país con la defensa misma de los derechos humanos en Europa. Y en un gesto pragmático, se mostró dispuesto a compartir con otros países las lecciones aprendidas en su defensa frente a la maquinaria militar rusa.
El mensaje de Ucrania, remarcó que detener a Rusia hoy será más barato que enfrentar mañana un escenario de drones capaces de transportar cabezas nucleares. En esa lógica, Zelenski presentó a su país como el dique de contención frente a un desorden mundial creciente, una narrativa que busca mantener la ayuda militar como indispensable, no opcional.
De esta manera, el discurso de Zelenski en la ONU dejó al descubierto dos realidades incómodas: la erosión del sistema internacional y la dependencia de Ucrania del respaldo occidental, en especial de Washington. Entre la amarga constatación ucraniana de que la paz solo puede sostenerse con armas y la esperanza de lograr garantías posguerra, Zelenski traslada al mundo entero el dilema de si será posible mantener vigente un derecho internacional que no ha logrado imponer límites a la fuerza vigente en los diferentes conflictos activos en el globo.
24/09/2025
María Angélica Carvajal