Mientras organizaciones internacionales documentan hambruna y miles de muertes en Gaza, Israel destina decenas de millones de euros a campañas digitales para negar esa realidad. Un contrato público revela la magnitud de los recursos invertidos en publicidad en Google, YouTube, otras plataformas y redes sociales, con el objetivo de contrarrestar los informes sobre desnutrición, bloqueo de ayuda y crisis humanitaria. Israel confirma una vez más como su prioridad apunta a otras direcciones distintas a la búsqueda de una solución política.
Una investigación conjunta de Eurovision News Spotlight y varios medios públicos europeos, entre ellos DW (Alemania), ORF (Austria) y VRT (Bélgica), detalla cómo el Gobierno israelí, a través de la Agencia de Publicidad del Estado (IGAA), ha puesto en marcha una ofensiva mediática internacional conocida como “hasbara” o diplomacia pública orientada a moldear la percepción internacional sobre el conflicto. Esta estrategia combina campañas en redes sociales, el uso de «influencers» y anuncios pagados para proyectar una imagen de normalidad en Gaza, incluso cuando Naciones Unidas y ONGs médicas advierten de una crisis de hambre sin precedentes.
La Agencia de Publicidad del Gobierno de Israel (IGAA) dirige esta operación difundiendo imágenes de mercados y restaurantes en Gaza para negar la existencia de una crisis alimentaria. Este análisis también revela la insistencia con que Israel ha desplegado la campaña. En 2024, la IGAA patrocinó alrededor de 2.000 anuncios, de los cuales 1.100 estaban destinados a la audiencia internacional. Y solo entre enero y septiembre de 2025, la cifra superó los 4.000 anuncios, con la mitad dirigidos fuera de Israel, lo que confirma la naturaleza global de la estrategia.
Los documentos oficiales y públicos revisados en la investigación confirman que el contrato con Google, firmado en junio de 2025 y vigente hasta el próximo diciembre, asciende a 167 millones de shekels, unos 42,8 millones de euros. De esa suma, la mayor parte se destina a YouTube y Display & Video 360, la plataforma de gestión publicitaria de Google. Otros montos financian campañas en X (antes Twitter) y en plataformas como Outbrain y Teads, con el claro objetivo de influir en la opinión pública global en medio de crecientes denuncias por crímenes de guerra.
Los contenidos patrocinados repiten un patrón: niegan sistemáticamente la hambruna, cuestionan a la UNRWA y difunden páginas web que desacreditan a fundaciones y organizaciones críticas con el gobierno israelí. El canal del Ministerio de Exteriores israelí, por ejemplo, mostró picos de visitas coincidentes con la promoción pagada de vídeos en YouTube, lo que descarta que se tratara de un interés orgánico de la audiencia.
Según la investigación, estos vídeos no alcanzaron millones de visualizaciones de forma orgánica, sino a través de la inserción pagada en los feeds de usuarios en distintos países. Incluso se detectaron anuncios que atacan directamente a organizaciones como la UNRWA o la Fundación Hind Rajab, buscando desacreditarlas mediante páginas web gubernamentales que simulan ser portales informativos.
El uso de estas tácticas revela una estrategia sistemática de comunicación digital para negar la crisis humanitaria e instalar un marco narrativo que responsabilice a actores internacionales y oculte las consecuencias del bloqueo en Gaza. Según los medios investigadores, se trata de “narrativas cargadas de emotividad meticulosamente planificadas”, orientadas a desplazar el foco de la tragedia hacia mensajes de estabilidad y control.
El trasfondo humanitario, sin embargo, es imposible de ignorar. De acuerdo con cifras del Ministerio de Sanidad Palestino, más de 63.000 palestinos han muerto desde octubre de 2023, miles de ellos niños, mientras organismos internacionales advierten que más de 43.000 menores de cinco años y 55.000 mujeres embarazadas o lactantes sufren desnutrición aguda. En paralelo, la ONU ha declarado a Gaza como zona en fase de hambruna.
La estrategia de Israel con Google y otras plataformas pone en evidencia la magnitud de la batalla comunicacional que acompaña al conflicto: armas y bloqueos en el terreno, presión política en los foros internacionales y campañas digitales multimillonarias para disputar la narrativa global. Una disputa desigual, donde a la población gazatí le queda apenas la voz de las organizaciones humanitarias y las imágenes de un sufrimiento que la publicidad intenta tapar.
16/09/2025