El Parlamento Europeo aprobó este jueves una resolución no vinculante que, aunque suavizada en su lenguaje y despojada de términos como “genocidio”, marca un giro en la relación entre Israel y sus aliados europeos. Con 305 votos a favor, 151 en contra y 122 abstenciones, el texto pide suspender el acuerdo comercial entre la Unión Europea e Israel y frenar la cooperación bilateral, un gesto más político que jurídico, pero cargado de simbolismo en el actual contexto del conflicto en Gaza.
La decisión refleja el creciente malestar en Europa frente a la actuación militar israelí en la Franja. Aunque la resolución no obliga a los Estados miembros, evidencia que incluso entre los socios tradicionales de Israel la paciencia se agota. La Eurocámara, que en otras ocasiones había optado por un lenguaje más tibio, esta vez se inclina por respaldar las críticas formuladas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien el miércoles sugirió la suspensión parcial del acuerdo comercial con Tel Aviv.
El debate estuvo marcado por divisiones internas. El Partido Popular Europeo, que inicialmente rechazaba el texto, terminó apoyándolo tras introducir enmiendas que diluyeron algunas de las acusaciones más duras contra Israel. Por ejemplo, se eliminó la referencia a que la hambruna en Gaza es “provocada” y se evitó mencionar expresamente a Israel como responsable de la escalada militar. Aun así, la resolución mantiene la exigencia de un alto el fuego inmediato y permanente, la liberación de rehenes y la distribución segura de ayuda humanitaria.
Más allá de su contenido atenuado, la resolución evidencia que Israel ya no puede contar con un respaldo automático en Bruselas. En el hemiciclo europeo han convergido socialdemócratas, liberales y verdes en torno a un mensaje de advertencia: la situación en Gaza es insostenible y la comunidad internacional no puede seguir actuando como si nada ocurriera. La negativa a emplear el término “genocidio” no borra el hecho de que la Eurocámara haya dejado constancia de la gravedad de la catástrofe humanitaria.
El voto también se inscribe en una dinámica más amplia donde varios Estados europeos, desde España hasta Irlanda y Bélgica, han elevado en los últimos meses el tono de sus críticas contra Israel, incluso considerando el reconocimiento del Estado palestino como respuesta política al estancamiento del proceso de paz. La resolución aprobada en Estrasburgo insta a los gobiernos de la UE a “considerar el reconocimiento del Estado de Palestina”, un llamado más directo que en pronunciamientos anteriores.
En este sentido, el gesto europeo se suma a un creciente aislamiento internacional para Israel. Lo que antes eran críticas marginales ahora se transforman en cuestionamientos formales desde instituciones centrales de Occidente. La pérdida de apoyos incondicionales en Bruselas contrasta con la imagen de un país que, durante décadas, contó con la complicidad silenciosa de gran parte de sus socios europeos en nombre de la seguridad y la estabilidad en Oriente Medio.
Si bien la resolución carece de efectos prácticos inmediatos, su importancia radica en que Europa cuenta con múltiples voces sobre Israel, y las grietas en su bloque de apoyo se hacen cada vez más visibles. Además, cabe destacar que el descontento expresado en la Eurocámara podría anticipar un cambio de tendencia más profundo y constituye un preámbulo de lo que pudiera acontecer en la próxima Asamblea General de la ONU, donde Israel enfrenta la condena de sus adversarios de forma cada vez más contundente y provoca incomodidad y distanciamiento con más países que antes eran sus aliados.
11/09/2025
María Angélica Carvajal