A solo una semana de un desenlace que muchos consideran inevitable, el primer ministro François Bayrou intenta todavía convencer a la opinión pública y a los partidos de que su permanencia en Matignon es necesaria. Este domingo, a las 18:00, concederá una entrevista simultánea a las cuatro principales cadenas de información continua —LCI, franceinfo, BFMTV y CNews— en un formato que se presenta como un ejercicio de transparencia y de pedagogía política.
El jefe del gobierno expondrá su visión sobre la situación presupuestaria de Francia, los márgenes de negociación con los grupos parlamentarios y los riesgos asociados al voto de confianza previsto para el 8 de septiembre. Su equipo describe la comparecencia como una forma de responsabilizar a las fuerzas políticas, justo antes de una semana decisiva de encuentros con los líderes de partidos.
Una mayoría difícil de alcanzar
El anuncio de Bayrou de someterse a un voto de confianza sorprendió a inicios de semana, pues muchos interpretaron la decisión como una maniobra para anticiparse a un posible rechazo de su presupuesto en otoño. Sin embargo, la oposición ya ha mostrado con claridad su rechazo.
El Rassemblement National reiteró que no respaldará al primer ministro. “No cambiará nuestra posición. Votaremos en contra”, insistió su vicepresidente Sébastien Chenu. Desde la izquierda, Olivier Faure (PS) fue aún más tajante: “El 8 de septiembre se acaba. Lo único que espero de él ahora es que se despida”.
Macron bajo presión
La casi segura caída del gobierno abre un periodo de incertidumbre en el que el presidente Emmanuel Macron tendrá que decidir rápidamente un reemplazo. Entre los nombres que circulan figuran Catherine Vautrin, Sébastien Lecornu, Gérald Darmanin y Xavier Bertrand.
Aunque el jefe del Estado defendió públicamente a Bayrou, subrayando que hace bien en exigir responsabilidad a los partidos frente al deterioro de las cuentas públicas, la presión social y parlamentaria le coloca en una posición delicada. La derecha radical (RN) y la izquierda de LFI incluso le exigen que disuelva la Asamblea o renuncie.
El desafío presupuestario
El trasfondo de la crisis sigue siendo el mismo: la urgencia de aprobar un presupuesto dentro de los plazos, en un momento en que las finanzas francesas preocupan a las instituciones de control. El presidente del Tribunal de Cuentas, Pierre Moscovici, advirtió que la situación no es crítica, pero sí “seria”.
Bayrou, en sus recientes intervenciones públicas, ha querido interpelar directamente a la ciudadanía. En la feria de Châlons-en-Champagne, denunció el peso de la deuda, calificándola como “una forma de esclavitud para las generaciones jóvenes”, e instó a los llamados “boomers” a no desentenderse de las dificultades de los más jóvenes.
Una izquierda dividida
Mientras tanto, el Partido Socialista se postula como posible sucesor en caso de la caída del gobierno. Olivier Faure asegura estar dispuesto a gobernar mediante compromisos puntuales, sin recurrir al controvertido artículo 49.3. Sin embargo, persisten las dudas sobre la viabilidad de esa alternativa, especialmente tras las tensiones con La France Insoumise, cuyo electorado llegó a corear en su último encuentro “Todo el mundo odia al PS”.
Por ahora, la cuenta atrás hacia el 8 de septiembre mantiene a Francia en un clima político incierto, con un primer ministro que encara lo que parece ser su última batalla y un presidente que pronto deberá reconfigurar el rumbo del Ejecutivo.
31/08/2025