Mientras las negociaciones políticas para poner fin a la guerra en Ucrania siguen estancadas, Washington y Moscú parecen haber encontrado un terreno de entendimiento en el plano económico. De acuerdo con medios rusos y con el Wall Street Journal, el regreso de un importante proyecto energético estaría prácticamente cerrado: se trata de Sakhaline 1, en el Extremo Oriente ruso. Aunque las conversaciones se desarrollan en secreto, las filtraciones reflejan que la aproximación económica entre ambos países va mucho más allá de lo que se conocía hasta ahora.
Señales desde Moscú
El primer gesto vino de Vladimir Putin el 15 de agosto. Justo antes de la cumbre de Alaska con Donald Trump —la primera reunión bilateral de alto nivel desde el inicio de la guerra en Ucrania— el presidente ruso firmó un decreto que reabre la puerta a la participación de ExxonMobil en el proyecto Sakhaline 1.
Ese decreto permite a las compañías extranjeras adquirir participaciones en la sociedad que gestiona el yacimiento, pero bajo condiciones: aportar equipos y repuestos, y comprometerse con iniciativas destinadas a suavizar o levantar sanciones.
De la ruptura a los contactos discretos
La salida de ExxonMobil de Rusia en 2022 estuvo marcada por tensiones: la compañía redujo su producción, anunció la venta de su parte y, finalmente, Moscú bloqueó la operación y liquidó su participación. Exxon calificó la medida como una “expropiación”. Sin embargo, según el Wall Street Journal, nunca se cortaron del todo los canales de comunicación, que habrían permanecido activos de forma confidencial.
Más que un proyecto energético
El recibimiento favorable de Donald Trump a Putin en Alaska ya fue interpretado como un triunfo diplomático para el Kremlin. La posible vuelta de ExxonMobil a Rusia refuerza esa percepción y podría convertirse en otra victoria para el mandatario ruso. Además, no se trata de un caso aislado: otros proyectos energéticos bilaterales estarían también en una fase muy avanzada.
27/08/2025