Los líderes del G7 emitieron una declaración conjunta, desde su reunión en Canadá, que subraya su apoyo al derecho de Israel a defenderse, al tiempo que identifican a Irán como “la principal fuente de inestabilidad y terrorismo” en Oriente Medio. Sin embargo, en una muestra de equilibrio diplomático, también instaron a una “desescalada urgente” de la violencia y plantearon la necesidad de un alto el fuego, particularmente en Gaza, como parte de una salida negociada a la crisis regional.
El encuentro, marcado por tensiones internas, se vio sacudido por la salida anticipada del presidente estadounidense, Donald Trump, quien regresó a Washington aduciendo razones vinculadas a la situación en Oriente Medio. Aunque el mandatario francés Emmanuel Macron afirmó que su homólogo estadounidense había hecho una oferta de alto el fuego a Teherán y Tel Aviv, Trump desmintió esa versión calificándola de “errónea” y asegurando que su regreso respondía a motivos “más importantes”. Esta divergencia deja ver el roce de opiniones entre Macron y Trump, quien hasta publicó un mensaje en su red social «Thruth» diciendo, «Sea a propósito o no, Emmanuel siempre se equivoca», y detalló que Macron no tenía «ni idea» de por qué él regresaba a Washington.
Mientras tanto, sobre el terreno, la situación se intensifica. Teherán ha vivido su quinta noche consecutiva de ataques israelíes. Según el Ejército israelí, el objetivo son infraestructuras militares clave del régimen iraní. No obstante, el alcance de los bombardeos ha impactado también zonas civiles, incluyendo la sede de la radiotelevisión pública IRIB, provocando víctimas entre periodistas y personal técnico. El gobierno israelí defiende que estas instalaciones son utilizadas con fines militares encubiertos. Por su parte, Irán ha respondido con ataques que, según medios oficiales, alcanzaron incluso instalaciones vinculadas a la inteligencia israelí.
Ante esta situación, los líderes del G7, pese a su postura crítica hacia Irán, expresaron su disposición a coordinar medidas para salvaguardar la estabilidad de los mercados energéticos, conscientes de la vulnerabilidad internacional ante la inestabilidad en una región clave para el suministro de hidrocarburos.
Esta ambivalencia entre el apoyo firme a Israel y el llamado simultáneo a la contención diplomática refleja el delicado equilibrio que busca el grupo ante una escalada que ya ha dejado cientos de muertos. En Irán, los ataques habrían causado más de 220 fallecidos y más de 1.200 heridos, mientras que en Israel se contabilizan al menos 24 muertos y decenas de heridos. A la vez que la violencia amenaza con extenderse, con posibles efectos colaterales en Líbano, Siria y Yemen.
Si bien el G7 se dibuja como un actor que intenta preservar la estabilidad internacional sin renunciar a sus alianzas estratégicas, las diferencias internas y las limitaciones en su capacidad de mediación directa predicen que la resolución de este conflicto requerirá algo más que declaraciones, y donde posiblemente se requiera la implicación de actores regionales y multilaterales; pero por ahora la incertidumbre, los misiles y las víctimas civiles siguen marcando el pulso de una región ya devastada en varios puntos.
17/06/2025
María Angélica Carvajal