El anuncio del Secretario de Estado de Comercio Exterior marroquí, Omar Hejira, sobre la proyección de un aumento exponencial en las exportaciones a Egipto, de 755 millones de dírhams a 5.000 millones para 2027, no es una simple estadística. Representa un potencial cambio de paradigma en las relaciones comerciales intrarregionales y plantea interrogantes sobre el futuro del comercio en el mundo árabe. ¿Estamos ante el nacimiento de un nuevo eje económico con capacidad para impulsar el desarrollo en la región?
La reciente visita de una delegación marroquí a Egipto, compuesta por más de 40 empresarios, parece haber sentado las bases para esta ambiciosa meta. La firma de acuerdos preliminares y la realización de más de 200 reuniones entre operadores económicos de ambos países sugieren un dinamismo prometedor. Sin embargo, la pregunta clave es si estas intenciones iniciales se traducirán en acuerdos concretos y sostenibles en el tiempo.
El sector automotriz se presenta como un caso de estudio particularmente interesante. El incremento en las exportaciones de vehículos marroquíes a Egipto, de 400 a 3.000 unidades, con proyecciones de 8.000 para 2026, ilustra el potencial de crecimiento. No obstante, es crucial analizar qué factores impulsan este aumento. ¿Se debe a una ventaja competitiva real de la industria automotriz marroquí, a acuerdos preferenciales, o a una combinación de ambos? Además, la sostenibilidad de este crecimiento dependerá de la capacidad de Marruecos para mantener la calidad y competitividad de su producción frente a otros actores internacionales.
Si bien el discurso oficial destaca la «cooperación árabe» y los «lazos históricos» como motores de esta relación comercial, es necesario ir más allá de la retórica. Un análisis profundo debe considerar los intereses geopolíticos y económicos que subyacen a este acercamiento. ¿Existe una estrategia conjunta para fortalecer la posición de ambos países en el mercado global? ¿Qué papel juegan las inversiones cruzadas y la complementariedad de sus economías?
El optimismo expresado por Hejira, respaldado por la mención al liderazgo del Rey Mohammed VI, refleja la importancia que Marruecos otorga a esta alianza estratégica. Sin embargo, la historia nos enseña que las proyecciones económicas, por muy optimistas que sean, deben ser contrastadas con la realidad. El éxito de esta ambiciosa meta dependerá de la capacidad de ambos países para superar obstáculos como la burocracia, las diferencias regulatorias y la competencia de otros actores internacionales. El futuro dirá si Marruecos y Egipto logran consolidar este «modelo de cooperación árabe» y convertirse en un verdadero motor de desarrollo regional.
13/05/2025