
Marruecos es uno de los cinco países de la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA) que enfrenta una escasez de agua sin precedentes, junto con Irak, Egipto, Siria e Irán. Así se desprende del último informe del Banco Mundial (BM), que señala que esta escasez se ve constantemente exacerbada por el crecimiento de la población, el cambio climático y las exigencias del desarrollo social y económico.
Titulado «Aspectos económicos de la escasez de agua en Medio Oriente y África del Norte: soluciones institucionales», el informe del BM señala que para fines de esta década, la cantidad de agua disponible caerá por debajo de la escasez absoluta, establecida en 500 metros cúbicos por persona por año.
Además, anticipa que para 2050 se necesitarán 25 mil millones de metros cúbicos de agua adicionales cada año para satisfacer las necesidades de la región, lo que requeriría la construcción de 65 plantas desalinizadoras del tamaño de Ras Al Khair, en Arabia Saudí, actualmente la más grande del mundo.
Así, el informe recuerda que en el pasado, los países de la región MENA han invertido masivamente en nuevas infraestructuras como presas. Han explotado importantes recursos de agua subterránea y aumentado sus importaciones de agua “virtual” mediante la compra de cereales y otros productos intensivos en agua de fuera de la región. Esta estrategia ha mejorado la producción agrícola y el acceso a los servicios de agua y saneamiento en las ciudades, pero el informe encuentra que este enfoque expansivo ahora está llegando a sus límites y los países se verán obligados a tomar decisiones difíciles.
De hecho, el informe señaló que las posibilidades de aumentar la capacidad de almacenamiento de agua ya no son ampliables, las aguas subterráneas están sobreexplotadas con consecuencias negativas en la calidad del agua y la importación de agua virtual expone a los países a shocks globales. En comparación con inversiones pasadas en represas y explotación de aguas subterráneas, los costos de inversión en fuentes no convencionales como la desalinización de agua de mar y la reutilización de aguas residuales son mucho más altos, lo que ejercerá una presión adicional sobre las finanzas de los países, dicen los expertos del BM.
Así, el BM especifica en su informe que las instituciones que hoy gestionan la distribución del agua entre usos competitivos (en particular para la agricultura y las ciudades) suelen ser muy centralizadas y tecnocráticas, lo que limita su capacidad para realizar arbitrajes por el uso del agua en el nivel local.
29-04-2023