En un giro judicial inédito en Europa, la Corte Federal de Justicia de Alemania (Bundesgerichtshof – BGH) ha decidido admitir a trámite la demanda presentada por el Reino de Marruecos contra varios medios de comunicación alemanes, acusados de difamación y publicación de informaciones falsas en relación con las acusaciones sobre el presunto uso por parte de Rabat del programa de espionaje Pegasus.
Según reveló el diario español ABC, la decisión de la BGH marca un precedente judicial significativo.
El tribunal alemán resolvió aceptar el caso tras un largo debate jurídico sobre una cuestión central: si un Estado extranjero tiene o no el derecho de presentar una demanda por difamación ante la justicia alemana. Con su fallo, la máxima instancia judicial alemana ha reconocido ese derecho, avalando que un Estado puede defender judicialmente su reputación legal y política ante los tribunales nacionales de un país extranjero cuando se haya visto afectado por campañas mediáticas que le atribuyan actos ilícitos sin pruebas verificables.
Para varios juristas europeos, la medida constituye una auténtica novedad judicial. En términos prácticos, implica que este tipo de casos —hasta ahora casi siempre rechazados por considerarse asuntos de naturaleza política— pueden ser tratados dentro de los márgenes ordinarios del derecho. La BGH ha considerado que el caso no tiene un trasfondo diplomático o político, sino que se refiere a un derecho jurídico legítimo frente a la desinformación y la difamación.
La decisión representa asimismo una victoria inicial y simbólica para Marruecos, que desde hace años lucha contra las acusaciones de haber utilizado el software Pegasus para espiar a periodistas, activistas y dirigentes internacionales. Diversos informes técnicos y análisis independientes habían cuestionado la solidez de esas denuncias, señalando la ausencia total de pruebas materiales que demostraran la implicación del Reino.
Además, el fallo coincide con un cambio de percepción en Europa respecto a la controversia generada por el caso Pegasus. Tras un aluvión de reportajes que posteriormente se revelaron sustentados en fuentes poco verificables y en financiamientos opacos, el reconocimiento de la justicia alemana actúa como rectificación del equilibrio informativo y como validación de la posición de Rabat, que siempre rechazó las acusaciones.
Fuentes legales citadas en la prensa alemana consideran que el mero hecho de admitir la demanda constituye ya un reconocimiento implícito de la seriedad del expediente marroquí y de la solidez de su procedimiento. El proceso judicial seguirá su curso en los próximos meses, cuando se abra la fase de audiencias y deliberaciones.
Más allá del ámbito jurídico, la decisión del Bundesgerichtshof envía un mensaje político inequívoco: Marruecos se presenta como un Estado capaz de utilizar el derecho internacional para proteger sus instituciones y su reputación, eligiendo la vía judicial en lugar de limitarse a la confrontación política o mediática.
De momento, el proceso apenas inicia, pero su admisión en sí misma representa una victoria de principio para el Reino, que logra situar el debate sobre el caso Pegasus en el terreno del derecho y no de las conjeturas mediáticas.
Según las autoridades marroquíes, este paso reafirma que “la verdad acaba imponiéndose sobre la desinformación organizada”, y que la defensa de la reputación de un Estado puede, por fin, encontrar eco en las cortes europeas, más allá de las arenas movedizas de la especulación.
12/11/2025









