Por tercer verano consecutivo, Marruecos vuelve a demostrar que su logística marítima puede ser tan eficiente como su vínculo emocional con los millones de marroquíes que viven en el extranjero. Entre el 10 de junio y el 15 de septiembre de 2025, más de 3,2 millones de pasajeros y casi 740.000 vehículos cruzaron el Mediterráneo en el marco de la Operación Marhaba 2025, una iniciativa que, más que un movimiento estacional, se ha convertido en un fenómeno social y estratégico.
Los datos presentados en Rabat por el ministro de Transporte y Logística, Abdessamad Kayouh, confirman un aumento del tráfico del 7 % respecto al año anterior en pasajeros y del 6 % en vehículos. Son cifras que evidencian no solo el dinamismo de un país con una diáspora repartida por toda Europa, sino también la mejora de su infraestructura marítima y la coordinación con sus socios europeos.
La operación implicó la gestión simultánea de 13 rutas marítimas uniendo los puertos marroquíes de Tánger-Med, Tánger Ciudad, Nador y Alhucemas con nueve puertos europeos, entre ellos Algeciras, Almería, Barcelona, Marsella o Génova. Para ello se movilizaron 29 buques operados por siete compañías que llegaron a realizar más de 500 travesías semanales, con una capacidad teórica de medio millón de pasajeros por semana.
Pero el éxito —como reconocen las autoridades portuarias— no se explica solo por los números. Detrás hay una planificación minuciosa: control de calidad de los servicios a bordo, seguimiento de precios, chequeo constante de las normas de seguridad marítima y, sobre todo, la implantación definitiva del sistema de reserva anticipada y obligatoria. Esta medida, junto con el nuevo requisito de disponer de un billete válido para el mismo día del viaje para acceder al puerto de Tánger-Med, ha reducido de manera drástica las aglomeraciones y retrasos que en años anteriores empañaban el balance de la operación.
La edición de 2025 también ha introducido mejoras estructurales. La nueva estación marítima de Nador y la apertura de la línea directa Nador-Marsella han ampliado la capacidad de tránsito y diversificado las opciones de viaje, contribuyendo a descongestionar el norte del país. El puerto Tánger-Med, sin embargo, mantiene su papel hegemónico: más de 1,8 millones de viajeros y 463.000 vehículos cruzaron por sus instalaciones, lo que representa más de la mitad del tráfico total.
Las autoridades y organismos implicados —desde la Fundación Mohammed V para la Solidaridad hasta la Agencia Nacional de Puertos (ANP)— se felicitan por la coordinación sin precedentes lograda este verano. Un entramado de instituciones civiles, policiales y logísticas que, por una vez, parece hablar el mismo idioma.
Más allá del éxito técnico, Marhaba refleja una historia de afecto y retorno. Cada billete vendido es, en realidad, un puente entre generaciones: hijos nacidos en París o Bruselas que vuelven a ver a sus abuelos en Tetuán, familias que recorren miles de kilómetros para reconectar con sus raíces. Y detrás de cada coche cargado hasta el techo, una promesa cumplida: la de mantener vivo el lazo invisible que une a la comunidad marroquí del exterior con su tierra de origen.
Con todo, el desafío de Marhaba no termina en septiembre. La magnitud del movimiento migratorio y turístico que atraviesa el Mediterráneo obliga a pensar la operación no como un evento estacional, sino como una columna vertebral de la movilidad transnacional marroquí. Si 2025 ha sido el año de la consolidación logística, los próximos deberían centrarse en la sostenibilidad, la digitalización y la mejora de la experiencia del viajero.
Y de ese modo, entre ferris y familias sonrientes, Marruecos sigue afinando su titánica coreografía estival: una operación que ya no solo mueve barcos, sino también corazones.
09/10/2025









