Lo que hace dos décadas parecía un sueño reservado a economías industriales consolidadas hoy se ha convertido en una apuesta estratégica para Marruecos: conquistar un lugar propio en el mapa global de la aeronáutica. Con la apertura de la octava edición del Aerospace Meetings Casablanca, la industria marroquí ha dejado claro que no piensa limitarse a ensamblar piezas, sino que aspira a volar mucho más alto: triplicar sus ingresos por exportación de aquí a 2030 y superar la marca de 60 mil millones de dírhams en apenas cinco años.
El evento, celebrado en Midparc de Nouaceur, reunió a cerca de un millar de actores internacionales, desde gigantes como Airbus, Boeing, Pratt & Whitney, Safran, Thales o Lockheed Martin hasta proveedores y startups especializadas. Una suerte de pasarela industrial donde Marruecos no solo exhibió su capacidad de atracción, sino que también firmó compromisos concretos que lo colocan en el radar de las grandes cadenas de valor globales.
De los talleres de precisión al sueño del ensamblaje final
El sector aeronáutico marroquí no es novato: más de 140 empresas operan ya en el país, con un crecimiento a doble dígito sostenido en la última década. En 2024, las exportaciones ascendieron a 24 mil millones de dírhams, un incremento del 15% respecto al año anterior. Pero las ambiciones actuales van más allá de las cifras: como resaltó el ministro de Industria y Comercio, Ryad Mezzour, el país se acerca cada vez más al objetivo simbólico y estratégico de ensamblar un avión completo en suelo marroquí.
Tres acuerdos que marcan un rumbo
La jornada inaugural estuvo marcada por la firma de tres protocolos de acuerdo que ilustran la diversificación y sofisticación de la plataforma industrial del reino:
– Ratier-Figeac Maroc (Collins Aerospace): apertura de una línea de montaje de equipos de cabina y cockpit.
– Nicomatic: instalación de una planta en Casablanca especializada en paneles retroiluminados para cabinas de avión.
– Redstart Aero: expansión de su actual sitio de producción para fabricar piezas mecanizadas de alta precisión, en colaboración con empresas irlandesas de referencia.
Más allá del capital invertido, estos acuerdos apuntan a lo esencial: elevar el nivel tecnológico de la producción local y aumentar el índice de integración nacional, es decir, que más de la cadena de valor se cree dentro del país y no dependa de importaciones.
Innovar desde el prototipo
El otro gran anuncio fue la inauguración del Centro de Prototipado del Aerospace Moroccan Cluster (AMC), ubicado dentro del Instituto de los Metiers de l’Aéronautique (IMA). Se trata de un espacio concebido para que startups y jóvenes ingenieros pasen de la idea al producto en tiempos récord, conectándose directamente con fabricantes, investigadores y grandes contratistas. Dicho de otro modo: la incubadora de prototipos busca hacer del talento marroquí un actor clave en un sector donde la innovación es tan vital como la precisión técnica.
Un país que mira al cielo
El Aerospace Meetings Casablanca seguirá hasta el 2 de octubre con conferencias estratégicas, encuentros de negocios y mesas técnicas. Pero más allá del calendario, la señal es clara: Marruecos ya no se contenta con ser un socio confiable en tareas de ensamblaje; quiere escalar posiciones en la jerarquía global de la aeronáutica.
El plan no está exento de desafíos: la competencia mundial es feroz, la necesidad de capacitación constante es infinita y la carrera tecnológica es vertiginosa. Sin embargo, el país apuesta fuerte a que su combinación de mano de obra cualificada, estabilidad geopolítica e incentivos industriales lo conviertan en un centro de excelencia.
Si en el siglo XX Marruecos fue puerta de África para muchos, en el XXI pretende ser plataforma de futuro para una industria que vuela cada vez más alto.
Podría decirse que, en Rabat y Casablanca, no solo se piensan en nuevas rutas aéreas… se diseñan también las alas del mañana.
01/10/2025