El Índice Mundial de la Generosidad 2025 publicado por la Charities Aid Foundation (CAF) o la Fundación de Ayuda a Organizaciones Benéfica, 2025 revela un giro significativo en cuanto las acciones benéficas en África. Mientras Marruecos escala 100 puestos en tres años, otros países africanos muestran mejoras notables, confirmando que la comunidad supera a la riqueza como motor de la ayuda al prójimo.
Este estudio internacional revela que la solidaridad humana no se mide por el PIB, sino por gestos cotidianos. Ayudar a un desconocido, donar dinero o dedicar tiempo al voluntariado son los parámetros del Índice Mundial de la Generosidad 2025, donde África experimenta un resurgir generoso. Si bien Indonesia, Ucrania y Kenia mantienen su liderazgo global, al ocupar los primeros tres puestos, la verdadera historia la escriben países como Marruecos, cuya ascensión meteórica marca pauta en el continente y refleja un cambio profundo en los patrones de solidaridad.
El Reino avanzó del puesto 126 en 2021 al cuarto lugar global en 2025, esta mejora de más de cien posiciones representa la progresión más acelerada del ranking. El Índice indica que un 74% de ciudadanos marroquíes han ayudado a desconocidos, un 70% ha realizado voluntariado y un 60% dona dinero. De esta forma, el Reino demuestra que la transformación generosa es posible cuando se combina capital social con estructuras organizativas eficaces.
Pero cabe destacar que este fenómeno social, trasciende las fronteras marroquíes y el estudio 2025 revela mejoras escalonadas en otros países africanos que siguen una trayectoria similar. Ghana, por ejemplo, consolida su presencia en el top 10 global, mientras que Nigeria y Sierra Leona mantienen ascensos consistentes. Estas evoluciones paralelas sugieren que estamos ante un movimiento continental donde las prácticas de solidaridad se están profesionalizando y expandiendo.
El análisis de las tres dimensiones del índice ofrece pistas sobre este resurgir africano. El voluntariado registra las mejoras más significativas, indicando una creciente capacidad de movilización social. Las donaciones monetarias muestran incrementos notables, reflejando una mayor confianza en las organizaciones benéficas. Pero quizás lo más revelador es el alto porcentaje de ayuda a desconocidos, que supera el 70% en varios países africanos y sugiere una solidaridad espontánea profundamente enraizada en el tejido social.
Ver más allá de las cifras, muestra que detrás de estas transformaciones yacen factores estructurales. La profesionalización del tercer sector en países como Marruecos ha creado canales más eficientes para la generosidad. Crisis recientes, desde el terremoto en Marruecos hasta inundaciones en Nigeria, han actuado como catalizadores de movilización ciudadana. Simultáneamente, tecnologías móviles han facilitado las donaciones, mientras tradiciones como la «Zakat» islámica o el «Harambee» keniano encuentran nuevas formas de expresión en entornos modernos.
Igualmente, este resurgir generoso africano desafía las narrativas convencionales sobre el continente, que en la mayoría de casos se ubica como el «más necesitado». Sin embargo, lejos de los estereotipos, países como Marruecos, Ghana y Kenia están redefiniendo el mapa global de la solidaridad mediante modelos donde lo comunitario prevalece sobre lo individual. El ascenso coordinado de múltiples naciones africanas sugiere que estamos ante un fenómeno estructural y no frente a casos aislados. Si bien, Marruecos, marca una pauta considerable, cada vez son más los países del continente africano que están escalando es esta medición global de generosidad.
27/09/2025