Marruecos avanza con paso firme hacia un nuevo posicionamiento dentro de la industria cosmética global, un sector marcado por la innovación, la apuesta por lo natural y la construcción de marca. Si durante años su papel se limitó a proveer materias primas —con el aceite de argán como estandarte—, hoy el Reino aspira a convertirse en un verdadero hub de producción y distribución a escala regional e internacional.
Un mercado interno en plena expansión
El mercado marroquí de la cosmética refleja el dinamismo de esta transición. Impulsado por el crecimiento de la clase media urbana y la evolución de los hábitos de consumo, su valor pasó de 1.570 millones de dólares en 2022 a 1.820 millones en 2024, con previsiones que superan los 3.600 millones en 2032. Con un ritmo de crecimiento anual de entre 7 % y 8 %, se trata de una progresión muy por encima de otras ramas manufactureras.
Los segmentos más dinámicos son los de cuidado de la piel, productos capilares y maquillaje, con especial protagonismo de cremas hidratantes, fórmulas antiedad y soluciones adaptadas a las necesidades locales. La reciente incursión en las gamas masculinas revela, además, un mercado de nicho todavía poco explotado.
Multinacionales y marcas locales: una competencia desigual
El mercado continúa dominado por gigantes como L’Oréal, Unilever, Procter & Gamble y Estée Lauder, respaldados por un poder de marketing y redes de distribución consolidadas. Sin embargo, empresas marroquíes como Laboratoires Azbane, junto a marcas emergentes como Yan&One, Nectarome o The Moroccans, han encontrado una ventaja competitiva en la abundancia de recursos naturales: aceite de argán, higo chumbo, agua de rosa.
El sector cuenta hoy con más de 200 operadores, ferias internacionales y laboratorios cada vez más sofisticados, lo que apunta a una creciente estructuración industrial.
Nuevos patrones de consumo y el rol de lo digital
El consumidor marroquí se acerca cada vez más a los estándares globales. Los productos naturales, biológicos y certificados son factores determinantes en la decisión de compra. Asimismo, los influencers de belleza y las redes sociales juegan un papel central en la orientación de las preferencias, impulsando a las marcas a reforzar su presencia digital y a expandir el comercio electrónico.
Exportaciones y proyección internacional
Aunque Marruecos sigue siendo importador neto de cosméticos, el país ha construido una reputación sólida en torno a su “oro líquido”: el aceite de argán. Sus exportaciones generan cada año cientos de millones de dirhams, pese a que la sequía limita las cosechas. El objetivo oficial es alcanzar 5.000 toneladas anuales en 2030, apostando por el envasado y la transformación local para aumentar el valor añadido.
Otros productos tradicionales como el jabón negro y los aceites esenciales consolidan la oferta marroquí en segmentos de alta gama de la cosmética internacional.
Regulación y credibilidad del “Made in Morocco”
El marco normativo refuerza esta ambición. La ley 84-13 obliga al registro en el Ministerio de Sanidad, alinea las exigencias locales con el reglamento europeo y prohíbe sustancias controvertidas como el THC. Además, los fabricantes deben cumplir con la norma ISO 22716 sobre buenas prácticas de producción y etiquetar en francés o árabe. Esto persigue un doble objetivo: proteger al consumidor y fortalecer la credibilidad del producto marroquí en el exterior.
Oportunidades y retos pendientes
El tejido empresarial local aún enfrenta importantes desafíos: costes de producción más altos y limitaciones en marketing, frente al músculo de las multinacionales. Sin embargo, su especialización en cosmética natural y su capacidad de adaptación les otorgan ventajas competitivas. La baja penetración per cápita en comparación con mercados occidentales deja un margen considerable de crecimiento.
Los nichos emergentes —cosmética masculina, productos halal, antiedad o dermatológicos adaptados a pieles mates— se perfilan como espacios estratégicos para atraer inversión.
Una apuesta por la soberanía industrial
Marruecos dispone de ventajas competitivas claras: mano de obra cualificada y asequible, costes industriales bajos, ubicación geográfica estratégica y acceso preferencial a múltiples mercados gracias a acuerdos de libre comercio. El apoyo gubernamental mediante incentivos fiscales y programas sectoriales refuerza esta dirección.
La clave estará en transformar estos factores en un motor de soberanía industrial. Si logra consolidar su integración en las cadenas globales de valor, el país podrá satisfacer tanto la creciente demanda local como posicionarse como un proveedor esencial de cosmética natural e innovadora en el mercado internacional.
24/09/2025