En los pasillos febriles de la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, un anuncio ha resonado con particular eco, dibujando nuevas coordenadas en el mapa diplomático global. Paraguay, una voz respetada del Cono Sur, ha declarado formalmente su reconocimiento a la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, una postura que se materializará con la inminente apertura de un consulado en la región.
La confirmación provino de la voz del canciller paraguayo, Rubén Darío Ramírez Lezcano, quien, con la seriedad que exige la diplomacia en la cúspide multilateral, articuló esta trascendental decisión. Tras un fructífero encuentro con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, en la Gran Manzana, el ministro Lezcano no titubeó al afirmar ante la prensa congregada: «Apoyamos la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara, y contemplamos la apertura próxima de un consulado de Paraguay en esta región».
Este paso no es menor. Se inscribe en una tendencia creciente de países que avalan la propuesta de autonomía marroquí para el Sáhara como la solución más seria, creíble y realista al diferendo regional, un plan que cuenta con el apoyo de potencias mundiales y ha ganado tracción en la arena internacional. La decisión de Asunción añade un peso significativo, especialmente proviniendo de una nación con una política exterior tradicionalmente ponderada y respetada en América Latina.
Pero la profundidad de esta relación binacional no se agota en el anuncio de soberanía. La declaración de Lezcano fue acompañada de otra noticia que subraya la profundización de los lazos bilaterales: la inminente visita oficial al Reino de Marruecos del Presidente de Paraguay, Santiago Peña Palacios. Un gesto de alto nivel que anticipa una agenda robusta de cooperación en ámbitos que van desde el comercio hasta el intercambio cultural, y que eleva la relación a un plano estratégico.
El propio ministro de Exteriores paraguayo ha manifestado su intención de visitar Marruecos antes de que concluya el año, sentando las bases para una relación estratégica a largo plazo que busca trascender el mero apoyo diplomático. La reunión entre Bourita y Ramírez Lezcano, en el marco de la magna cita anual de la ONU, fue más allá del protocolo. Fue un crisol donde se forjó un nuevo capítulo en las relaciones entre Rabat y Asunción, proyectando una influencia que bien podría resonar en el complejo ajedrez geopolítico del Norte de África y más allá, reafirmando que las alianzas se construyen no solo en la proximidad geográfica, sino también en la sintonía de principios y visiones de futuro.
23/09/2025