La noche en el majestuoso Théâtre du Châtelet de París no fue una más en la historia del fútbol. Entre destellos y discursos emocionados, el Balón de Oro 2025 coronó a dos figuras que, cada una a su manera, redefinieron las expectativas y consolidaron una nueva era. Ousmane Dembélé, el impredecible extremo francés, y Aitana Bonmatí, la inquebrantable arquitecta del mediocampo español, se alzaron con los máximos honores, marcando un hito que trascenderá las estadísticas.
Dembélé: La metamorfosis del «mosquito» en el corazón del PSG
Cuando hace apenas unos años se especulaba con el futuro sucesor de Karim Benzema en el palmarés francés del Balón de Oro, todos los focos apuntaban a Kylian Mbappé. Pero el fútbol, caprichoso y vibrante, nos ha enseñado a no dar nada por sentado. Este lunes, el nombre que resonó con fuerza en la capital francesa fue el de Ousmane Dembélé. A sus 28 años, el talentoso atacante del Paris Saint-Germain completó una epopeya de resurgimiento que lo catapultó a la cima.
La clave de su explosión reside en una transformación táctica magistral orquestada por Luis Enrique. El estratega español, con una visión que pocos vieron venir, decidió reconvertir al «Mosquito» –conocido por su velocidad endemoniada y regate desequilibrante por las bandas– en un delantero centro. El resultado fue asombroso: 35 goles y 16 asistencias, una máquina ofensiva que nadie, ni siquiera él mismo, creyó posible. De un talento intermitente, Dembélé se convirtió en el faro goleador de un PSG que, tras la partida de Mbappé al Real Madrid, encontró en el francés a su nuevo líder.
Pero más allá de las cifras, Dembélé encarnó el espíritu colectivo del campeón de la Ligue 1 y, sobre todo, de la Liga de Campeones. Un primer defensor incansable, un generador de presión constante y un jugador capaz de sacrificarse hasta en su propia área. Su emotiva reacción al recibir el premio, con lágrimas que delataban la magnitud de su viaje, encapsuló la resiliencia de un jugador que supo reinventarse cuando más se le necesitaba.
Bonmatí: El imperio de la consistencia y la genialidad española
Si la victoria de Dembélé fue una sorpresa calculada, la tercera corona consecutiva de Aitana Bonmatí fue la confirmación de un imperio. La centrocampista del FC Barcelona, una mente brillante en el campo y una motor inagotable, revalidó su Balón de Oro Femenino de 2023 y 2024, sellando una hegemonía sin precedentes en la corta historia de este galardón.
En un año donde el jurado, por primera vez, equiparó todos los trofeos femeninos a sus homólogos masculinos, la figura de Bonmatí emergió con la misma brillantez. Resulta una paradoja que su consagración llegara en una temporada en la que, individualmente excelsa, vio cómo su equipo caía en dos finales europeas: la Liga de Campeones ante el Arsenal (irónicamente, el nuevo hogar de Mariona Caldenty, a quien superó en las votaciones) y la Eurocopa Femenina. Pero incluso en la derrota colectiva, la luz de Bonmatí no se atenuó. Su visión, su capacidad para dictar el ritmo del juego y su influencia en cada faceta del mediocampo la mantienen en una categoría aparte.
El reinado parisino y el futuro español
La gala de 2025 fue también un escaparate para el Paris Saint-Germain, que se erigió como el «Club Masculino del Año». La fantástica temporada parisina no solo se tradujo en el Balón de Oro para Dembélé, sino también en el premio a Luis Enrique como «Mejor Entrenador de un equipo masculino» –un reconocimiento merecido para el catalizador de la metamorfosis de su estrella–, y a Gianluigi Donnarumma como «Mejor Portero», por su excepcional rendimiento aún cuando ya defendía los colores del Manchester City.
El futuro del fútbol, a juzgar por los galardones, parece tener un acento marcadamente español. El FC Barcelona vio a sus jóvenes promesas, Lamine Yamal y Vicky López, llevarse los trofeos Kopa al «Mejor Jugador Joven» y «Mejor Jugadora Joven» respectivamente, asegurando un relevo generacional de altura. Además, la Fundación Xana fue honrada con el Premio Sócrates, añadiendo una dimensión de compromiso social a la fiesta del deporte.
Por el lado femenino, el Arsenal fue distinguido como «Club Femenino del Año», y la neerlandesa Sarina Wiegman recibió el galardón a la «Mejor Entrenadora de un equipo femenino» por su labor al frente de la selección inglesa, campeona de la Eurocopa.
Así, el Balón de Oro 2025 cerró sus puertas dejando un poso de historias fascinantes: la de la reinvención inesperada, la del dominio inquebrantable, y la de la efervescencia de nuevos talentos. Un recordatorio de que en el fútbol, el guion más impredecible es a menudo el más glorioso.
23/09/2025