En un momento en que las piezas del tablero internacional del Magreb se mueven con una precisión casi quirúrgica, el próximo informe presentado por el enviado personal del Secretario General de la ONU, Staffan de Mistura sobre el Sáhara promete ser más que un documento diplomático: será un termómetro de la comunidad internacional y un catalizador de decisiones históricas, cuya misión consiste en reflejar la realidad sobre el terreno y explorar escenarios de resolución política.
Lo que está en juego va mucho más allá del Sáhara: se trata de medir cómo el reconocimiento internacional del plan de autonomía marroquí por países como España, Francia, Estados Unidos, Reino Unido y Portugal puede marcar un punto de inflexión estratégico. Marruecos ha apostado por proyectos transformadores, como la Iniciativa Atlántica y el megaproyecto de gas Nigeria-Marruecos, consolidando su rol central en África, mientras proyecta seguridad y estabilidad en la región.
Frente a esto, Argelia permanece anclada en la narrativa del referéndum y en su negación de ser parte del conflicto, denunciando y cuestionando la postura de potencias internacionales en comunicados oficiales. Sus recientes conflictos con países del Sahel, incluido el caso de Malí ante la Corte Internacional de Justicia tras el derribo de un dron, evidencian un contexto regional complejo. Todo esto apunta a que el informe de octubre, con la participación activa de Estados Unidos, podría ser la oportunidad histórica para consolidar el plan de autonomía para el Sáhara y redefinir el equilibrio geopolítico en el Magreb y África.
El carácter realista del informe
La clave para entender el impacto del informe reside en su enfoque realista. Para la comunidad internacional, no basta con la retórica; se requiere un análisis basado en hechos, equilibrio y la evolución tangible del Sáhara. Este carácter realista es fundamental para que cualquier decisión sea duradera y efectiva.
En este sentido, el internacionalista y el excanciller peruano Miguel Ángel Rodríguez Mackay, evidencia en una declaración exclusiva al diario Marruecom que “el informe del enviado especial debe ser principalmente realista, reflejando el acomodo de las fichas en torno al Sáhara Occidental y su camino hacia una solución duradera, seria y definitiva”, subrayando, de este modo que la objetividad y el reconocimiento de la realidad son esenciales para orientar la política internacional.
Además, Mackay añade que “esta visión realista implica aceptar que existe un modus vivendi de estabilidad y paz con pleno ejercicio de actividades de sufragio por las comunidades saharauis, confirmando la aceptación de facto y de jure de la integración con Marruecos”. Esta apreciación refuerza que el informe no puede ignorar la legitimidad interna y la aceptación social de la propuesta de autonomía.
Estabilidad en el Sáhara y legitimidad interna
Este realismo se refleja directamente en la estabilidad tangible que domina hoy el Sáhara, una estabilidad que se observa en la participación política y la vida cotidiana de las comunidades locales. La legitimidad de la autonomía propuesta se sustenta precisamente en este orden social consolidado.
En este contexto, Mackay enfatiza que “La aceptación de facto y de jure del pueblo saharaui a la integración con Marruecos confirma la solidez de esta perspectiva”. Esto aclara que la población reconoce de manera implícita la soberanía marroquí, un hecho que refuerza la validez del plan de autonomía.
Añadiendo una dimensión histórica, Mackay destaca que “la conclusión realista del informe debe confirmar la ausencia de conflictos y de agresiones sistemáticas como las promovidas por el Polisario, subrayando la estabilidad alcanzada en la región”. Esta reflexión conecta directamente con el carácter realista y establece un puente entre realidad social y política internacional.
La apertura de consulados: un reconocimiento jurídico incontestable
A partir de la estabilidad y legitimidad internas, la comunidad internacional ha comenzado a reflejar su reconocimiento formal mediante la apertura de consulados en Dajla y El Aaiún. Este gesto tiene un peso simbólico y jurídico, consolidando la postura marroquí.
Según Mackay, “estas aperturas son inequívocas, irrebatibles e incontrastables, reflejando el reconocimiento de jure de Marruecos sobre el Sáhara Occidental”. Así, lo que comienza como un fenómeno diplomático se traduce en evidencia práctica de soberanía.
Además, Mackay subraya que “el informe debe incluir esta evidencia tangible, mostrando que la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental es reconocida de manera práctica y legal por la comunidad internacional”. Este argumento refuerza la idea de que la autonomía no solo es legítima, sino jurídicamente respaldada, demostrando que la estabilidad interna se refleja también en la dimensión diplomática y jurídica.
El rol de Argelia según la resolución 2756
Partiendo del reconocimiento internacional, surge la necesidad de considerar la actitud de Argelia, cuya participación es esencial para consolidar cualquier solución. La resolución 2756 establece claramente que Argelia debe asumir un papel constructivo y no permanecer al margen.
Ante este panorama, Mackay advierte que “el enviado especial debe instar a Argelia a asumir un rol activo y no permanecer de lado, confrontando el proceso históricamente”. Esto apunta, por tanto, a la urgencia de que Argelia deje de actuar como factor de bloqueo y se convierta en un actor positivo.
Paralelamente, Mackay subraya que Argelia debe contribuir a un escenario de solución completa que solo puede lograrse dentro del marco de la propuesta de autonomía de Marruecos. Esta participación constructiva, vinculada a los respaldos internacionales previos, es clave para consolidar una dinámica regional estable y coherente.
El respaldo de las potencias internacionales
En relacion con lo expuesto hasta ahora, se evidencia que el respaldo de las potencias internacionales se convierte en un pilar fundamental para consolidar la autonomía marroquí. La adhesión de España, Francia, Reino Unido y Estados Unidos refuerza la legitimidad del proceso y proyecta confianza en la comunidad internacional.
Esta realidad, como señala Mackay, revela que “estas adhesiones son abrumadoras y reflejan un consenso internacional que respalda la posición histórica de Marruecos sobre el Sáhara Occidental”, mostrando que la diplomacia marroquí ha logrado alinear intereses estratégicos con decisiones políticas globales.
Siguiendo esta línea, Mackay añade que “el informe debe mostrar cómo la corriente de adhesión internacional está alineada con la postura marroquí, fortaleciendo la credibilidad de la autonomía administrativa”. Esta observación conecta directamente con la estabilidad interna previamente mencionada, evidenciando que la consolidación de la soberanía no es un proceso unilateral, sino respaldado por actores internacionales clave, lo que refuerza tanto la legitimidad como la proyección global del plan de autonomía.
Estados Unidos: el hegemón decisivo
Si las potencias internacionales respaldan la autonomía, Estados Unidos emerge como actor central y decisivo, dada su capacidad de influencia en el Consejo de Seguridad y en la diplomacia global. Su apoyo proyecta un aval que trasciende la región y fortalece la implementación del plan de autonomía.
En este marco, Mackay afirma que “el respaldo estadounidense permite que la comunidad internacional contemple la solución de autonomía como un camino viable y respaldado por el actor más poderoso del mundo”.
Asimismo, Mackay precisa que “la participación activa de Estados Unidos dará luz verde a posibles resoluciones que consoliden la soberanía de Marruecos y la autonomía administrativa del Sáhara Occidental, proyectando estabilidad para toda la región”.
De esta manera, el respaldo estadounidense no solo respalda formalmente la autonomía, sino que también actúa como un catalizador que facilita la cooperación de otros actores internacionales, fortaleciendo la viabilidad y estabilidad del plan en el Sahara.
Superar la narrativa de la descolonización
Con la consolidación de apoyos internos e internacionales, surge la necesidad de dejar atrás la narrativa de la descolonización, que ha quedado obsoleta frente a la administración marroquí efectiva del Sáhara durante casi cinco décadas. El enfoque del informe debe reflejar esta transición histórica.
En este contexto, el internacionalista peruano puntualiza que “ya no tiene sentido hablar de descolonización en el siglo XXI, mucho menos sobre el Sáhara Occidental, que ha estado bajo administración marroquí desde 1975”. Su observación subraya que cualquier análisis serio debe enfocarse en soluciones pragmáticas y sostenibles.
Reiterando este planteamiento, Mackay señala que “el informe debe reflejar esta realidad histórica y práctica, superando narrativas anacrónicas que solo prolongan el conflicto”.
Marruecos y su diplomacia eficaz
En medio de este proceso maratónico, emerge la diplomacia marroquí, que ha consolidado su credibilidad a nivel internacional mediante estrategias efectivas y relaciones sólidas con actores clave. Este capital diplomático es decisivo para garantizar la estabilidad regional.
A este respecto, Mackay subraya que “Marruecos ha desarrollado un sistema de credibilidad que permite sumar apoyos internacionales de manera efectiva, incluyendo a Estados Unidos, Francia, España y Reino Unido”, agregando que “la diplomacia marroquí demuestra que la estabilidad y el desarrollo regional son alcanzables mediante políticas prudentes y efectivas, proyectando un liderazgo constructivo en el Magreb y África”.
Además, Mackay subraya que “el liderazgo marroquí proyecta un mensaje claro: la estabilidad regional requiere actores capaces de equilibrar intereses políticos, económicos y de seguridad”.
En consecuencia, la diplomacia marroquí no solo asegura apoyos, sino que actúa como un motor que moldea la percepción global del Magreb, transformando la estabilidad y la cooperación regional en un escenario donde la visión estratégica y el liderazgo constructivo se convierten en la verdadera medida del poder.
Una oportunidad histórica
Con esto, el informe de octubre se presenta como un hito que trasciende la rutina diplomática, reflejando un Sáhara cuya estabilidad interna se encuentra respaldada por la mirada atenta de la comunidad internacional y por una diplomacia marroquí hábil y persistente. En este contexto, la consolidación de la autonomía deja de ser una hipótesis para convertirse en el desenlace más verosímil, un camino donde la gobernanza efectiva y la cooperación regional se entrelazan de manera tangible.
Las piezas del tablero geopolítico se alinean con precisión histórica, proyectando un Magreb más equilibrado y un Sáhara plenamente integrado. Este es el momento en que la estrategia, la realidad y la historia convergen, ofreciendo no solo un horizonte alcanzable, sino una narrativa de liderazgo y estabilidad que marcará un antes y un después en la región.
Y hacia este horizonte, Mackay advierte que “el informe debe reflejar la realidad objetiva y guiar a la comunidad internacional hacia la adhesión plena al plan de autonomía, proyectando un escenario de paz y cooperación”, insistiendo tambien en que “este informe puede ser el punto de inflexión que Marruecos esperaba, consolidando su posición en el Magreb y asegurando la integración del Sáhara Occidental bajo un marco de autonomía administrativa”.
22/09/2025
Abdelhalim ELAMRAOUI