El país atraviesa una conmoción inédita tras la presunta fuga del general Abdelkader Haddad, conocido como Nasser El-Djinn, antiguo jefe de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI). Según varios medios, el general habría escapado hacia España por vía marítima, acompañado de seis oficiales superiores, en una huida digna de un thriller político.
La noticia se produce apenas días después de que siete adolescentes de Tamentfoust, de entre 14 y 17 años, lograran alcanzar Ibiza tras nueve horas de travesía en un bote robado. El paralelismo entre los jóvenes migrantes clandestinos y un general condecorado huyendo por la misma ruta simboliza, para muchos observadores, la descomposición de un sistema que ya no ofrece horizonte ni a sus gobernados ni a sus guardianes.
Un hombre que conoce todas las grietas del régimen
El-Djinn no es un fugitivo cualquiera. Durante la “década negra” de los años 90, dirigió operaciones de seguridad marcadas por la represión, la tortura y las ejecuciones sumarias. Hasta su destitución en mayo de 2025, controlaba la DGSI, y posteriormente fue mantenido bajo arresto y después en residencia vigilada en Dely-Ibrahim. Su huida deja al descubierto fallas graves en el sistema de control interno: ¿cómo un hombre vigilado las 24 horas logra desaparecer sin dejar rastro?
Lo más inquietante para el régimen es que el general se lleva consigo un arsenal de secretos comprometedores sobre la presidencia de Abdelmadjid Tebboune, el jefe del Estado Mayor Said Chengriha y las redes político-financieras que sostienen al poder militar. Por lo que su fuga equivale a “una bomba de relojería que amenaza con estallar desde el extranjero”.
Una respuesta desesperada del Estado
La reacción oficial refleja el nivel de alarma: Argel y sus wilayas vecinas han sido militarizadas con controles de gendarmería, policía y brigadas especiales; helicópteros sobrevuelan la capital y las fronteras con Túnez fueron cerradas de forma abrupta. El Alto Consejo de Seguridad fue convocado de urgencia, aunque las autoridades aún no han dado una versión oficial sobre el paradero del fugitivo.
En paralelo, medios progubernamentales y cuentas en redes sociales han intentado desviar la atención hacia Marruecos, repitiendo un patrón ya conocido. Según usuarios argelinos críticos, cada vez que ocurre una crisis interna de gran magnitud, se fabrican campañas mediáticas contra su vecino, Marruecos. Pero esta vez, la magnitud del escándalo ha eclipsado cualquier maniobra de distracción.
La emigración clandestina como lenguaje universal
El caso de Nasser El-Djinn se inscribe en un fenómeno más amplio: la emigración clandestina se ha convertido en el denominador común de la Argelia actual. Desde adolescentes que buscan un futuro en Europa hasta generales temerosos de ser liquidados por sus propios pares, todos comparten el mismo impulso: escapar.
Más que una fuga, un síntoma
La espectacular evasión del exjefe de inteligencia no es solo un revés de seguridad. Es un signo de fractura interna en el núcleo del poder, una grieta que desnuda tanto la fragilidad de las instituciones como la erosión de la legitimidad del régimen. El contraste entre el relato oficial de control absoluto y la realidad de una deserción en lo más alto de la jerarquía muestra hasta qué punto la Argelia de hoy está atrapada en un proceso de implosión política.
21/09/2025