El lanzamiento de un afiche oficial y el inicio de una cuenta regresiva de 100 días podrían parecer, para el observador casual, meros formalismos en el preludio de un torneo de fútbol. Pero lo que se activó hoy en Marruecos es mucho más que eso. La cuenta atrás para la Copa Africana de Naciones 2025 es, en realidad, el ensayo general más importante en la historia moderna del Reino: una prueba de fuego a escala continental antes de su cita con el mundo en 2030.
Cuando el balón eche a rodar el próximo 21 de diciembre, no solo estarán en juego 24 selecciones luchando por la gloria africana. Estará en juego la reputación de Marruecos como una superpotencia organizativa, un hub logístico y un anfitrión de clase mundial. Después del rotundo éxito de la edición en Costa de Marfil —que pulverizó récords de audiencia con 1.500 millones de telespectadores—, la presión sobre Rabat es inmensa. Ya no basta con organizar bien; hay que deslumbrar.
Y el país parece haber entendido el mensaje. La movilización no es solo deportiva, es nacional. Las seis ciudades anfitrionas —desde el eje atlántico de Rabat y Casablanca hasta los enclaves turísticos de Marrakech y Agadir, pasando por los corazones históricos de Fez y Tánger— no están simplemente preparando estadios. Están desplegando una infraestructura integral diseñada para demostrar que Marruecos puede soportar la presión de un evento global. Los nueve estadios, todos a la altura de los estándares de la FIFA, son la punta del iceberg de una operación logística que abarca seguridad, transporte, hotelería y telecomunicaciones.
Pero el verdadero trasfondo de esta CAN es el Mundial 2030. Cada decisión, cada protocolo de seguridad, cada plan de movilidad para los aficionados será examinado con lupa por los comités de la FIFA y por sus futuros socios, España y Portugal. La CAN 2025 es la vitrina donde Marruecos debe demostrar, con hechos y no solo con planos, que su parte del tridente organizador del Mundial es sólida, fiable e innovadora. El éxito aquí no es una opción, es un imperativo estratégico.
Esta no es la primera vez que Marruecos acoge la CAN —la última fue en 1988—, pero el contexto es radicalmente diferente. Aquello fue un torneo regional; esto es una declaración geopolítica. Al organizar con éxito eventos de gran envergadura como la CAN Femenina y la Sub-17, el Reino ha ido construyendo metódicamente una reputación de excelencia. La CAN 2025 debe ser la coronación de esa estrategia, el momento que consolide a Marruecos no como un mero participante en la escena deportiva global, sino como uno de sus actores centrales.
Así que, mientras el reloj avanza hacia el 21 de diciembre, lo que se cuenta no son solo los días. Es el pulso de una nación que ha apostado su prestigio a su capacidad de organización. El partido, para Marruecos, ya ha comenzado. Y se juega mucho más allá del césped.
12/09/2025