El foro internacional LOGITERRE en Casablanca no es solo un evento sectorial, sino la puesta en escena de una ambiciosa estrategia geopolítica para conectar el Sahel con el Atlántico y consolidar al Reino como el pivote comercial del continente.
Hay eventos que son un mero escaparate y otros que son una declaración de intenciones. El próximo Foro Internacional de Movilidad, Transporte y Logística (LOGITERRE), que se celebrará en Casablanca del 16 al 18 de octubre, pertenece inequívocamente a la segunda categoría. Más allá de las mesas redondas y los stands de exhibición, lo que se dirimirá en la capital económica de Marruecos es nada menos que el futuro trazado de las arterias comerciales de África.
Bajo el lema «Conectividad: hacia un nuevo modelo de cooperación Sur-Sur», y con el patrocinio del rey Mohammed VI, este cónclave reunirá a delegaciones de más de 40 países africanos. Pero el verdadero protagonista no será un ponente, sino un proyecto: la Iniciativa Real para el desarrollo de la fachada Atlántica.
Esta visión estratégica es la pieza central del ajedrez geopolítico que Marruecos está desplegando. Su objetivo es monumental: ofrecer a los países del Sahel, históricamente enclavados y dependientes de rutas volátiles, un acceso directo, seguro y eficiente al océano Atlántico a través de la infraestructura marroquí. En la práctica, esto significa convertir a Marruecos en el puente logístico indispensable que no solo conecte el África subsahariana con el resto del mundo, sino que, fundamentalmente, conecte a los países africanos entre sí.
«La elección de Marruecos para albergar este salón no es casual», afirmó Mustapha Chaoune, presidente de la Unión Africana de Organizaciones de Transportes y Logística. Su declaración, lejos de ser un mero cumplido diplomático, refleja el reconocimiento continental al papel proactivo que el Reino ha asumido en la modernización de un sector vital. Marruecos no solo invierte en sus propios puertos y carreteras; está articulando una visión para el continente.
Este foro se presenta, por tanto, como un «laboratorio de ideas y soluciones», según sus organizadores. El objetivo es trascender el diagnóstico de los problemas endémicos del transporte en África —costos elevados, burocracia, falta de infraestructuras— para diseñar soluciones innovadoras, pero, y aquí reside la clave, «adaptadas a las especificidades africanas». Se busca un modelo propio, alejado de las recetas importadas que a menudo han fracasado en el terreno.
El programa científico panafricano, que reunirá a expertos de las cinco subregiones del continente, pretende ser el motor intelectual de esta transformación. No se trata solo de que los políticos y empresarios lleguen a acuerdos, sino de que la academia y la investigación sienten las bases de una competitividad sostenible.
La ambición es palpable. LOGITERRE no es un fin, sino un medio para consolidar a Marruecos como un centro de excelencia logística y un actor insoslayable en la reconfiguración de las alianzas Sur-Sur. En un mundo donde las cadenas de suministro globales son cada vez más frágiles, Casablanca se postula no solo como un puerto en el mapa, sino como el epicentro de una nueva era de conectividad africana, más autónoma, más integrada y con una mirada fija en el horizonte atlántico.
11/09/2025