Durante diez días, Casablanca vibró al ritmo de los sonidos del mundo, y el viernes 12 de julio, Jazzablanca cerró su 18.ª edición con una noche inolvidable. La fusión entre el espíritu africano, las raíces gnaouas y la potencia del hip-hop convirtió la escena del Anfa Park en un hervidero musical. La energía magnética de Hamid El Kasri, el virtuosismo de Mehdi Nassouli y la aparición fulgurante del rapero estadounidense Macklemore, enfundado en la camiseta de Marruecos, coronaron una velada donde tradición y modernidad bailaron al unísono.
Casablanca no olvidará fácilmente esta última noche, en la que los amplificadores callaron pero el eco de la música aún resuena en sus calles. Jazzablanca apostó por una clausura a la altura de su reputación, brindando una experiencia envolvente donde las percusiones ancestrales del sur marroquí se encontraron con las sonoridades globales. El público respondió con entusiasmo, sumergiéndose en un mar de sonidos, cuerpos en movimiento y emociones compartidas.
La actuación de Hamid El Kasri, leyenda del arte gnaoua, fue un verdadero ritual sonoro. Junto a él, Mehdi Nassouli tejió un puente entre generaciones, dando forma a una propuesta donde el guembri y los qraqeb dialogaban con las nuevas expresiones musicales. La tradición no se presentó como algo inamovible, sino como un punto de partida para explorar otras dimensiones, gracias a una fusión cuidadosamente orquestada.
A la fiesta se unieron músicos como Karim Ziad, Bilal y Rhani Krija, quienes aportaron su experiencia internacional para construir un espectáculo donde el jazz se fundía con ritmos africanos y texturas electrónicas. El momento más conmovedor llegó con la aparición de Oum, la cantante marroquí que, con su voz cálida y espiritual, cautivó al público al improvisar sobre los sonidos gnaouas, elevando el concierto a un plano casi místico.
El giro más inesperado vino con la entrada triunfal de Macklemore, que fue recibido entre aplausos con la camiseta de los “Leones del Atlas”. El rapero transformó la noche con su energía arrolladora, interpretando sus grandes éxitos y rindiendo homenaje a la cultura marroquí. La jornada había comenzado ya con el vibrante espectáculo del grupo congoleño Jupiter & Okwess, que puso al público en trance con sus ritmos africanos y su funk tribal. Así se cerró un festival que no solo celebró la música, sino también la diversidad, el mestizaje y la conexión entre los pueblos.
13/07/2025